Muchos, toda vez que se termina un año, elaboran listas de lo mejor. Se rigen por lo más popular o ruidoso. Yo, en cambio, prefiero hablar de los libros que he leído durante el 2009 sin importarme si están o no a la moda. Me opongo a elaborar una lista de comentarios sobre libros que nunca abrí o sobre música que nunca escuché. No nos acostumbremos a los comentarios enlatados. Resistámonos a caer en ese juego parasitario o, como diría George Steiner, en esa «chatarra de altura». No renunciemos a ningún objeto de belleza – sea de este año o de otros pasados – engendrador de eternos goces. Me atrevo a confesar mis buenas lecturas para que los lectores también lo hagan. Así, con el tiempo, iremos elaborando una auténtica biblioteca personal.
NOVELAS:
ORHAM PAMUCK. «ME LLAMO ROJO»
Alá quiso que Orhan Pamuck escribiera esta novela para mostrar al que sepa verlo que el mundo es pura alegría si se sigue el talento y se impulsa con el amor por el trabajo. No importa que, como sucedía en la Turquía del siglo dieciséis, los pintores y artistas deban esconderse porque el régimen musulmán ha prohibido imágenes y pinturas en los templos de Estambul. Me llamo rojo también es una novela de amor. Las mujeres adquieren una voz inusitada. «Lo malo no es envejecer, volverse fea, ni siquiera quedarse pobre y sin marido – dice una de ellas -: lo malo es que nadie te envidie».
JOHN LE CARRÉ. «EL HOMBRE MÁS BUSCADO»
Maestro del espionaje, John Le Carré ha sido uno de los novelistas ingleses más leídos de los últimos años. Ha sido también uno de los grandes críticos contra las «razones de Estado» para combatir al terrorismo. Su última novela se titula El hombre más buscado (The most wanted man), y habla de cómo, en el delirio paranoico post septiembre 11 del 2001, agencias de seguridad convierten en terrorista a Issa, un muchacho musulmán que acaba de llegar a Hamburgo en busca de su madre chechena. Como desde Hamburgo se planeó el atentado a las torres de Nueva York, cualquiera que no pertenezca al eje occidental resulta sospechoso y, al menor descuido, es convertido en chivo expiatorio.
ROBERTO BOLAÑO. «NOCTURNO DE CHILE»
Redactada a la manera del nocturno musical, propia composición para la divagación sin restricciones formales ni semánticas y donde se admiten toda clase de aflojamientos sintácticos, la lectura de Nocturno de Chile es una experiencia de las inmensas posibilidades del arte de narrar. En 150 páginas, Bolaño ridiculiza al mismísimo Pinochet al presentarlo como un afable militar, sereno, sosegado y hasta interesado en el arte y en el ¡marxismo! De paso, su protagonista, un cura del Opus Dei, visita a Neruda en Isla Negra y sueña algún día en convertirse en un gran crítico literario.
«NOVELAS EJEMPLARES». MIGUEL DE CERVANTES
Me da pena decirlo, pero hasta este año comencé a leer estas novelas que no son sólo ejemplares, sino escandalosas, atrevidas, perturbadoras, inauditas y sobre todo paradójicas, porque Cervantes relativizó para siempre el mundo: lo que pensamos es muy distinto de lo que realmente somos. Anteriores y preludios de El Quijote son estas pequeñas novelas como «El licenciado vidriera», «La ilustre fregona», «La española inglesa», entre otras, que ya empiezan a mostrar ese otro lado inusitado de la realidad, esa otra cara de la luna que nos negamos a ver. Además, al leer a Cervantes nos sentimos como una plantica que recibe abono y agua fresca en el desértico y acomplejado lenguaje de nuestro tiempo.
ENSAYOS:
ALEJANDRO ROSSI. «MANUAL DEL DISTRAÍDO»
Si este enigmático escritor no hubiera muerto este año en México, momento en el que se le rindieron varios homenajes, a lo mejor aún no lo hubiera leído. Toda lectura está llena de paradojas y obedece a circunstancias a ratos difíciles de admitir. Pero después de conocer su Manual del distraído, una colección de piezas breves a caballo entre el ensayo y la narrativa, he quedado maravillado y lo releo cada vez que puedo. Octavio Paz dijo que en su prosa nítida se combinan a la perfección la claridad y el misterio, la divagación y la total lucidez.
«DOS ENSAYOS SOBRE LA EDUCACIÓN». MONTAIGNE
Traducidos con mucha claridad por Jorge Orlando Melo, estos ensayos de Montaigne poseen una modernidad impresionante. Parecen hablarnos al oído al criticar al pedante que todos llevamos dentro. «No trabajamos sino para llenar la memoria y dejamos el entendimiento y la conciencia vacías. Estudiamos con el único fin de presumir». Tantos colegios y universidades y nadie se entiende a si misma ni entiende a los demás. Es mejor no entregarnos demasiado a los libros, aconseja Montaigne, si eso nos hace ineptos en el trato social y nos apartan de mejores ocupaciones. Impresionante librito. Muy recomendable.
POESÍA:
JOSÉ EMILIO PACHECO. «ALMBUM DE ZOOLOGÍA»
Uno de las características de José Emilio Pacheco, galardono este año con los premios de poesía Reina Sofía y Cervantes, es su amor a los animales. De hecho, puede considerarse el gran fabulista de nuestro tiempo. Ello se hace evidente en este Álbum de zoología ilustrado por el pintor mexicano Francisco Toledo. Pone a hablar a un pobre cerdito, miedoso de ser comido por estos días: «Y pensar que para esto me cebaron: qué marranos, qué cerdos, qué cochinos». O al elefante: «observa mi estructura casi de templo». Llama a las ballenas «icebergs de carne y hueso», a los gallinazos «brigadas de reciclaje», y dice de las arañas que lo que para nosotros es polvo y tinieblas para ellas es un «jardín radiante».