Que nadie se confunda por los mitos contra los judíos que, a pesar de la reconciliación entre los rabinos y los obispos, aún circulan entre los católicos del mundo. Los judíos siguen siendo acusados por el vulgo de haber rechazado universalmente a Jesús. Puro embuste. Los judíos no hicieron nada de eso. Todos los discípulos de Jesús eran judíos. Los cristianos judaicos siguieron siendo una secta honorable en Judea y Galilea hasta la así llamada «secesión de Pella». Jesús participó indudablemente en el culto del templo y de la sinagoga -estaba circuncidado- lo que no es sorprendente si se recuerda lo que él mismo le dijo a la mujer del samaritano Schechem: «La salvación vendrá de los judíos».
Lo que pasa es que los cristianos, como siempre quieren estar del lado del más poderoso o del gallo que más cante, sintieron temor de ofender a los romanos. «Al Cesar lo que es del Cesar…» dicen y repiten con la mayor desvergüenza. Muy a menudo los católicos consideran como correcta y hasta magnánima la infame conducta de Poncio Pilatos, y en busca de un chivo expiatorio (porque los poderosos nunca tienen la culpa sino, vamos al decir, sus «mandos medios»), echaron toda la culpa de ese asesinato a los judíos, porque Jesús pretendía ser el sumo sacerdote.
El Antiguo Testamento, que es más del 80 % de la Biblia, es hebreo: el pueblo del libro. Aun más, el cristianismo y el islamismo se reconocen en fuentes judías, luego, ¿para qué seguir insistiendo en que solamente los judíos mataron a Jesús si está claro que fue el gobernador romano en Judea, Poncio Pilato? Está bien. Los judíos ortodoxos sí habían instigado para que el gobernador romano, Poncio Pilato, matara a Jesús, según citas de Marcos 15: 13-15, Juan 19:1-12 y Hechos 11:26. Bien. Propio de algunos semitas fanáticos de aquel tiempo. Pero si Jesús enseñó a perdonar, ¿por qué nunca perdonaron los cristianos a los judíos?
Por lo demás, ¿quién nos asegura que Jesús existió realmente? El historiador judío Flavio Josefo, en sus «Antigüedades judías», habló dos veces del Redentor. Flavio Josefo nació cuatro años después de la crucifixión del Mecías. Entonces, ¿por qué solo hay dos menciones en una vasta documentación escrita en aquella época? Dos menciones más bien le restan importancia al Jesús histórico, es decir, no se relacionan con el Jesús de los Evangelios en donde más parece una invención mitológica según las versiones de Marcos, Mateo, Lucas, Pablo y Juan -este último precisamente dice que Jesús era el verbo, es decir, el Logos griego-.
Y por aquí es por donde quería inclinar mi discusión. Seré breve. Robert Graves arranca su libro «Rey, Jesús» con una curiosa idea: Cristo vino a destruir las obras de la gran Triple Diosa Lunar que regía las creencias de los antiguos pueblos del Mediterráneo. Los griegos -el pueblo más brillante que ha producido la humanidad- jamás concibieron el universo bajo un solo Dios-macho. Nunca admitieron un Dios sin Diosa, pues eso es egoísmo e insuficiencia espiritual. Su mitología se reparte por igual entre hombres y mujeres: Juno preside el universo y encarga a su hija Minerva de las actividades intelectuales. Zeuz se casa también con Hera. De Deméter, otra diosa, nacen Afrodita (diosa del amor y el erotismo que los cristianos vistieron y taparon en la Virgen María) y Atenea (de la sociedad y la política). !Ah!, pero el miedo a la sexualidad femenina impuso unos ritos machistas.
En fin. No soy ni judío ni católico. Quisiera considerarme agnóstico. Me limito apasionarme por la concordia y a ver con mucha suspicacia los fanatismos proféticos, los llamados Mecías.