Es inevitable hablar de política. En cualquier reunión o almuerzo todos están tocando el tema de las elecciones. La mitad tratando de convencer a la otra mitad. Los seguidores de Mockus son los más alegres. Los de Santos, los más tristes; hasta ese vallenato propagandístico de Celedón suena desafinado, melancólico. Nadie como un político sabe lo que inspirar alegría significa en tiempos de elecciones. Hay quienes tratan de menospreciar el entusiasmo hacia Mockus. Cosa de bobitos, dijo alguien; pura alegría, espetan otros. Pero ignoran esos críticos amargados lo que dijo mi filósofo preferido en 1677: «… La risa, como también la broma, es pura alegría y, por tanto, es de por sí buena. Pues ciertamente sólo una triste superstición puede prohibir el deleite…» (Baruch Spinoza, Ética). Todo en el fondo es forma. Qué contradicción. El estilo desenfadado de Mockus se impone sobre el serio de Santos. No me quiero ni imaginar el descontento general si queda Santos de presidente… Porque ahora la fiesta está en el Partido Verde. Allá veo a las muchachas más bonitas, a las más sonrientes. Y a menos que uno fuera amargado se negaría a apoyar esta iniciativa. Yo la apoyo pero sin vender mi libertad. También hay un signo de servidumbre en la esperanza ciega.
Bueno. Este post es para practicar el «ifismo». If…de «si», de probabilidad… Si queda Mockus de presidente sin duda la imagen de Colombia cambiará en el mundo político. Le dará un estatus más alto Colombia por su origen académico e intelectual. Nadie podrá acusarlo de paramilitar ni guerrillero ni narco, esos arquetipos idiotas con que algunos idiotas siguen identificando a Colombia. Hay una cosa que desconocen muchos extranjeros cuando miran a Colombia. Y es que el colombiano siempre ha sido alguien sido muy estudioso. Basta mirar a los colombianos en el exterior: la mayoría son estudiantes. Hay casi 30 mil en Buenos Aires (cuyas universidades son muy baratas), otros cientos de miles en Inglaterra, Estados Unidos y Australia aprendiendo inglés (de hecho, a Inglaterra sólo dan visa por más de tres meses si uno se va a estudiar) y aun otros miles más regados por el resto de Europa y Latinoamérica. Eso sin sumar a los millones de locales. Basta pasearse por Bogotá en tiempos de vacaciones (julio o diciembre) para darse cuenta de lo vacía que queda la ciudad sin los estudiantes. Sólo alguien tonto y malo (es la misma cosa según mi filósofo preferido) desestimaría el voto estudiantil.
Pasa que Colombia siempre se ha dejado marginar por lo demás pero, sobre todo, se ha auto-marginado.Si queda Mockus de presidente la cosa sería distinta. Mockus, si bien es muy colombiano, no carga con ese peso histórico. No tiene el complejito hispánico y latino. No se rebajará a responder a las arengas de los vecinos envidiosos. Si queda Mockus, me temo que Colombia subirá a otra escala de la civilización (a la sociedad del conocimiento) y dejará muy mal parada a a su hermanita Venezuela tanto cultural como políticamente. Si queda Mockus, y los países vecinos siguen el camino del despotismo, del recorte de libertades, Colombia ganará. La «intelligencia» de Venezuela se vendría para Colombia. Es su destino natural. Ya lo ha estado haciendo durante todo estos años. A veces pienso que si Colombia ha avanzado ha sido en parte debido a Chávez: toda la inversión y el talento humano que no cede a su despotismo prefiere cruzar la frontera occidental. Hasta los cubanos desosos de libertad siguen esta ruta. Si Mockus queda de presidente, el resto del mundo tendrá que acostumbrarse a mirar a Colombia más allá de guerrillas, paracos y narcos, de esas manchitas que siempre han desprestigiado un cuadro lleno de colores.