El estallido de noticias en torno a las revueltas en Egipto ha llevado a todo tipo de especulaciones políticas. El papel de los grandes diarios de Occidente (The NY Times, The Guardian, Le Monde, El País…) apuesta pronto por la caída del regimen de Mubarak, para bien de la democracia y la libertad. Pero nadie garantiza que la caída de un regimen autoritario y antidemocrático traiga como consecuencia armonía y prosperidad. Latinoamérica es un buen ejemplo de esas hipocresías. Colombia. Nos acostumbramos a ver los acontecimientos de la historia como si fueran películas baratas o novelones rosas donde, una vez conseguido lo que se desea -libertad y democracia- seremos todos felices y comeremos perdices. Cuando lo terrible comienza cuando se cae el telón o el dictador. Se destruye el mal, pero no la causa que origina ese mal.
Como la buena literatura y la auténtica narrativa de ficción son políticamente incorrectas, a quien esté cansado de leer análisis y profecías periodísticas coja la novela «incorrecta» del escritor egipcio Saad al-Jadem: «ALAS DE PLOMO» (1971), para ver el choque cultural de un joven musulmán al vivir en Europa, salir con mujeres sin anteponer el matrimonio, beber alcohol, dejar de regirse por el Corán (porque Alá siempre sabe más)… No importa que esta novela sea tan anterior a los acontecimientos actuales: la buena literatura siempre es intemporal para quien sepa leerla, decía el aforista Gómez Dávila.
El aislamiento de los países árabes son caldos de cultivo para sus dictaduras. Las diligencias a las que debe someterse el protagonista de «Alas de plomo» para conseguir una visa a Europa son indignantes. Su barco parte del puerto de Alejandría y las mezquitas, dice, «se van haciendo pequeñas…» «Los austriacos», advierte cuando llega, «no dan buena acogida a los extranjeros ni se mezclan con ellos». Pero tampoco se encuentra a gusto entre la colonia de inmigrantes egipcios pues «todas y cada una de sus palabras destilan amargura». Cierta chica austriaca simpatiza con él y lo experimenta en el sexo, pero él se niega a seguir con ella porque, se repite, «no pienso casarme con una chica que tenga experiencias y recuerdos… que ha salido con muchos chicos… que ha bailado con ellos… algunos la habrán besado y…». Pero todas estas experiencias sexuales abren su mente y van rompiendo, poco a poco, sus cadenas… Aunque no es fácil adaptarse a la libertad, el protagonista sabe que ya salir de Egipto y estar en Europa ha sido un gran triunfo. Y no piensa regresar.
«¡te añoro tanto, Egipto!… pero soy incapaz de aproximarme a ti (…) pase lo que pase nunca volveré a Egipto… ya he sufrido bastante a causa de su intransigencia y de su tiranía… mañana se inicia mi nueva vida».
Saad al-Jadem:
«Alas de plomo – La peste»
(Dos micronovelas egipcias).
Introducción, traducción y notas: Nieves Paradela.
Universidad Autónoma de Madrid, 2006