Sonríe, todo está bien

Lo que te está pasando hoy, seguro no es tan grave como lo estás viendo. De hecho, no es un problema; es tan solo una simple circunstancia de vida. Y tu enfermedad o el diagnostico que te dieron tampoco es un problema; es tan solo una condición de salud temporal que se curará cuando decidas comenzar a sanarte. Pero eso te lo explico luego. Por ahora solo piensa que…

 

La felicidad está en un cielo que es aquí, ahora; con lo poco o mucho que tengamos”.

 

Los sueños dejan de ser sueños cuando les damos vida con una idea, que, si transformamos en acción, convertimos en realidad.

Así, en medio de la mitad del centro de la vida, esa que nos ofrece segundas oportunidades y que ahora nos tiene disfrutando de la segunda juventud; el segundo tiempo, cuando llegan los cincuenta, bajo ese principio de volver a lo básico y jugar con el antojo de hacer más lo que nos gusta y menos lo que nos toca, resultó la idea de escribir conceptos que al final resultarán constructivos y edificantes para otros.

Unas líneas que conforman un compendio de principios o valores de vida; como peldaños iluminados, que en la imaginación construyen una especie de escalera que lleva al cielo.  Porque supongo, como tu, que el cielo está arriba, y que es ese azul lejano que vemos adornado a veces por nubes, a veces por estrellas y que recibe la luz de los astros en sus perfectos espacios para que nosotros veamos el cielo de noche, o el cielo de día.

En resumen, el mismo cielo a donde creemos que debemos ir al final de este paseo de vida terrenal si nos portamos bien y obramos correctamente.

No tengo la fortuna de poder describir un sendero infinito verde con paisaje natural de vegetación, animales saltando alegres, ni rostros familiares que nos sonríen y llaman con sus manos para que vayamos con ellos a disfrutar de su rumba celestial.

El cielo que yo me imagino, es un sueño profundo de felicidad en un espacio más real, más cotidiano, más terrenal, más aquí, más ahora.

Escribir sobre valores, virtudes y principios de vida era una idea que, si se encendía, sería la realización del deseo de convertirme en un bloguero del diario mas preciado de mi país.

 

Muchas veces me pregunté; ¿quién soy yo para escribir estas cosas? y, mejor aún, ¿quién me las está dictando? ¿cuándo las aprendí?,¿de dónde salen todos esos conceptos?»

 

Me preguntaba si habría sido quizás el gran sentido común del que tanto hizo referencia mi padre durante sus años de vida conmigo.

La respuesta estaba en la misma pregunta. Debo hacerlo porque en la vida hay que atreverse. Atreverse con confianza en sí mismo, sin dudas ni temores. Crear los sueños y construir caminos. Compartir lo aprendido.

 

Porque la vida nos enseña que para tener éxito no hay que sacrificar la felicidad; y que esta se consigue con la suma de momentos simples, o con el solo uso de herramientas como el amor, la fe, la armonía, el perdón, la paz, la paciencia y muchos más, que no se consiguen en el supermercado por libras.

Están ahí, con nosotros esperando para servirnos.

Todos estos valores presentados en estas reflexiones son cada uno, una luz, un don de Dios.

Esas herramientas mágicas que funcionan como llaves maestras que Dios nos ofrece para abrir las puertas de nuestros sueños, y que no vemos porque estamos demasiado ocupados teniendo éxito.

Vivimos atrapados en una trampa tendida por su majestad el rey Ego. Nuestro gran oponente, que nos hace creer que la vida es un cartel de reconocimientos sociales y profesionales; y que también nos quiere convencer que es normal convivir con múltiples ocupaciones, prisa, ansiedad, angustia, preocupación y estrés. Esos súper enemigos silenciosos que están amenazando nuestra existencia, porque son la antesala de un cáncer, un infarto, un derrame cerebral, un hogar dividido o una depresión absurda.

 

Con este espacio, expongo la idea simple de comprender que, en este paseo de la vida, no se trata de ser perfectos, sino de ser mejores.

Porque detrás de un buen ser humano, hay un buen padre, una buena madre, un buen hijo(a), un buen esposo(a), un buen profesional y una buena persona.

Aclaro que lo expresado en esta serie de escritos, no es la verdad absoluta. Tan sólo es mi verdad y con la que pienso que se puede construir un buen ser humano que busca la felicidad mientras es feliz sembrando semillas de grandeza en medio de nuestra perfecta imperfección.

Todas mis publicaciones y los contenidos de mis conferencias y talleres, son una necesidad de compartir lo aprendido, lo estudiado, lo investigado, lo que me han enseñado grandes maestros y la manera como me ha formado la vida misma a través del dolor, los triunfos, las caídas, las derrotas, las victorias, las tristezas y las alegrías.

Siento que debo compartir los conocimientos aprendidos para que se conviertan en sabiduría para otros. Porque siento también, que si no lo hago, esos conocimientos se vuelven basura.

Espero que todo este equilibrio mágico haya traído la sabiduría suficiente para exponer con humildad estos conceptos que repito, son simples ideas personales que me han funcionado para ser mejor, no para ser perfecto.

El sueño de compartir pensamientos en este diario es colectivo; es de un equipo que trabaja unido por un mismo propósito bajo el mismo cielo azul que nos cobija a todos.

Tres palabras, son la ecuación perfecta para vivir en armonía. Úsalas, súmalas y multiplícalas. Ellas son: Amor, Perdón y Gracias.

 

Ahora sonríe, todo está bien.

Hakuna Matata

 

JMC

@juanpapuchis