La vida no es difícil, ni fácil. La vida no es dura, ni suave:
La vida es bella»
Pero es solo depende de ti. Cuando yo lo comprendí, también supe que dependía de mí, hacer algo con esa información.
Entonces también entendí que los sueños dejan de ser sueños cuando les damos vida con una idea, que, si transformamos en acción, convertimos en realidad.
Solo era cuestión de atreverse.
Así, en medio de la mitad del centro de la vida, esa que nos ofrece segundas oportunidades y que ahora nos tiene disfrutando de la segunda juventud; bajo ese principio de volver a lo básico y jugar con el antojo de hacer más de lo que nos gusta y menos de lo que nos toca, resultó la idea de escribir conceptos que al final resultaran constructivos y edificantes para otros.
Unas líneas que conforman un compendio de principios o valores de vida, como peldaños iluminados, que en la imaginación construyen una especie de escalera que lleva al cielo. Porque supongo, como usted, que el cielo está arriba, y que es ese azul lejano que vemos adornado a veces por nubes, a veces por estrellas y que recibe la luz de los astros en sus perfectos espacios para que nosotros veamos el cielo de noche, o el cielo de día.
En resumen, el mismo cielo a donde creemos que debemos ir al final de este paseo de vida terrenal si nos portamos bien y obramos correctamente.
No tengo la fortuna de poder describir un sendero infinito verde con paisaje natural de vegetación, animales saltando alegres, ni rostros familiares que nos sonríen y llaman con sus manos para que vayamos con ellos a disfrutar de su rumba espiritual.
El cielo que yo me imagino es un sueño profundo de felicidad en un espacio más real, más cotidiano, más terrenal, más aquí, más ahora.
Escribir sobre valores, virtudes y principios de vida y verlos publicados, era una idea que, si se encendía, sería la realización de un sueño.
Muchas veces me pregunté: ¿Quien soy yo para escribir estas cosas? y mejor aún, ¿quién me las está dictando? ¿cuándo las aprendí? ¿de dónde salen todos esos conceptos?
Me preguntaba si habría sido quizás el gran sentido común del que tanto hizo referencia mi padre durante sus años de vida conmigo.
La respuesta estaba en la misma pregunta.
Debo hacerlo porque en la vida hay que atreverse. Atreverse con confianza en sí mismo, sin dudas ni temores. Crear los sueños y construir caminos. Compartir lo aprendido»
Porque la vida nos enseña que para tener éxito no hay que sacrificar la felicidad, y que esta se consigue con la suma de momentos simples, o con el solo uso de herramientas como el amor, la fe, la armonía, el perdón, la paz, la paciencia y muchos más, que no se consiguen en el supermercado por libras. Están ahí, con nosotros esperando para servirnos. Todos estos valores presentados en estas reflexiones son cada uno, una luz, un don de Dios.
Esas herramientas mágicas que funcionan como llaves maestras que Dios nos ofrece para abrir las puertas de nuestros sueños, y que no vemos porque estamos demasiado ocupados teniendo éxito.
Vivimos atrapados en una trampa tendida por su majestad el rey Ego. Nuestro gran ponente, que nos hace creer que la vida es un cartel de reconocimientos sociales y profesionales; y que es normal convivir con múltiples ocupaciones, prisa, ansiedad, angustia, preocupación y estrés. Esos súper enemigos silenciosos que están amenazando nuestra existencia, porque son la antesala de un cáncer, un infarto, un derrame cerebral, un hogar dividido o una depresión absurda.
Con este espacio expongo la idea, simple de comprender, de que en este paseo de la vida no se trata de ser perfectos, sino de ser mejores.
Porque detrás de un buen ser humano, hay un buen padre, una buena madre, un buen hijo(a), un buen esposo(a), un buen profesional y una buena persona.
Aclaro que lo expresado en este blog no es la verdad absoluta. Tan sólo es mi verdad y con lo que pienso que se puede construir a un buen ser humano que busca la felicidad mientras es feliz sembrando semillas de grandeza en medio de nuestra perfecta imperfección.
Espero que todo este equilibrio mágico haya traído la sabiduría suficiente para exponer con humildad estos conceptos que repito, son simples ideas personales que me han funcionado para ser mejor, no para ser perfecto.
Hakuna Matata
JMC