Lo que me pasa hoy fue algo que me paso ayer
Todos tenemos etapas en la vida donde pasamos por momentos de confusión, tristeza, nos sentimos derrotados, sin fuerzas, nos llegan las enfermedades, sentimos que se nos cierran las puertas, o que se nos desvanecen las oportunidades de trabajo y las relaciones no nos fluyen.
En términos coloquiales: decimos que estamos en ‘la inmunda’.
Y la reacción natural es buscar respuestas afuera, creando dependencias a terceros como psicólogos, psiquiatras, terapeutas, coaches de vida, guías espirituales, curas, pastores y mejores amigos. Llegamos a pensar que la vida no tiene sentido y que el mundo está en contra nuestra. Ya para este punto estamos en plena ‘depre’, que es la antesala a otro estado al que le llamamos ‘la malpa’.
Desesperados le tiramos a todo, y hasta le echamos mano a la religión, de la que tantos cuestionamientos tenemos.
Luego, nos cansamos de pedirle a Dios sin encontrar respuesta, y entonces decidimos pelear con él y, ya sin fuerzas, bajamos los brazos y comenzamos a orar sin fe, y lo hacemos sólo como por si acaso ese día Dios decide acordarse de uno.
Pues hoy quiero hablarte de eso que te tiene confundido, acorralado y hasta deprimido
Te hablaré de esos bloqueos que se generaron en tu subconsciente y que hoy se están manifestando en tu cuerpo. Esas emociones que se instalaron en tus tripas. En tus viseras.
Y te recuerdo que el estómago se hizo para procesar los alimentos y obtener de ellos los mejores nutrientes, no para contener emociones negativas. Si le das un uso distinto al original, entonces sufrirás por ello.
Así, nuestro cerebro se hizo para tener pensamientos positivos. Nuestro corazón se hizo para sentir intenciones positivas. Y nuestra boca y garganta fueron un regalo de Dios para generar palabras y mensajes positivos. Si todo lo anterior no lo usamos para lo que fueron hechos, eventualmente esos órganos sufrirán. Pero si sanamos nuestras emociones negativas, encontrando su origen y re programando nuestra mente inconsciente, podemos avanzar mucho en mejorar nuestra salud física y emocional.
Para estar completamente saludables se requiere que estemos sanos emocional y mentalmente, y que permitamos que nuestra mente siga instrucciones del corazón. Es ahí donde residen las intenciones de paz, amor, libertad, justicia, solidaridad que tanto nos ayudan a corregir nuestro sistema emocional programado incorrectamente desde niños.
Cuando te reconoces, cuando te conectas con tu yo interior, no solo sanas tus conflictos emocionales y vives en gratitud con tu pasado, sino que encuentras la fuente suprema de fuerza que todos tenemos dentro de nosotros.
Hay bloqueos que nos generan la incapacidad para ver hacia adentro de nosotros mismos. Uno de ellos es el miedo a ver; y es cuando tu mente inconsciente sabe que lo hay allá abajo en el pasado, es doloroso. Abusos, golpes, abandonos, traumas etc. son motivos suficientes para que el niño o el adolescente haya decidido desde el inconsciente bloquear esos recuerdos de su propia vida. Entonces, el niño interior se auto impuso un candado que cerró el acceso hacia el interior.
Esto hay que sanarlo. Una forma de sanar es celebrar los triunfos de lograr recuerdos de momentos que hayan afectado la vida y así adentrarse para acercarse desde el amor a esos recuerdos más dolorosos y profundos. Otra forma, es echar mano de las condiciones, del potencial, de las herramientas que tenemos para para ir a ese momento donde se fracturó tu alma y cambiar la información. Es decir, sanar.
Ahí entonces nos acercamos a la liberación. A una felicidad que resulta como producto de encontrarle algo positivo a cada circunstancia que se te presenta, y dejar de pensar que debes controlar el mundo y a las personas que te rodean. Entonces comprendemos que es mejor aceptarlas, aprendiendo a situarnos en el punto en el que nada te sucede, sino que todo simplemente sucede.
Comienzas a aprender a no tomártelo personal, y es cuando aparece el perdón que está integrado a la gratitud. Cada vez que agradeces los momentos complejos, personas que interfieren en algún momento de tu vida, te haces responsable de ellos y tomas la iniciativa para transformar tu vida a través del rediseño de tus patrones mentales y emocionales.
Y te quiero informar además, que la solución no está afuera. Está adentro. Muy dentro de ti. En lo más profundo de tu ser. En el último rincón de tu alma. Y en el centro de tu corazón donde verdaderamente está Dios. Te lo dice un amigo que vivió todo lo que acabas de leer y por eso quiero compartir contigo la fórmula que me sirvió para salir de esa encrucijada y renacer. Te contaré cómo puedes desbloquear tu vida y quitar los velos que no te dejan ver la luz.
Es un trabajo personal, es un proceso. No esperes la magia con la varita de Harry Potter. Es con herramientas y mucha voluntad para iniciar un camino de transformación y sanación donde el mejor maestro serás tú. Para esto deberás miras atrás sin miedos, ni temores; ni pensando que te vas a convertir en una estatua de sal.
Es importante revisar tu historia asegurando que tu pasado vale mucho. Pero tu presente vale todo.
Es una invitación que te hago a honrar tu pasado revisando las pruebas, las caídas, los fracasos, los éxitos, los triunfos y los momentos de gloria. Me refiero a todo aquello que ya pasó. Todas aquellas caídas de las que te levantaste, y cómo fue tu conducta en los mayores éxitos. Ese pasado que te enseñó a través de circunstancias que se mezclaron entre lágrimas y sonrisas.
Honra hoy ese ayer, pero vive hoy este presente que te obliga a construir cada día una mejor versión de ti, sin importar lo que fuiste, lo que hiciste o lo que tuviste. Todo eso vale mucho. Pero tu presente vale todo. Hoy es la oportunidad que tienes para reconstruir, para reparar, para renovar, para re diseñar tu vida; o, por lo menos, tu forma de vivirla.
De esta manera te invito a que aligeres tu equipaje. A no andar con las cargas del pasado y a despejar tu mente y disponer tu corazón hacia cosas nuevas. Nuevos pensamientos, nuevas emociones, nuevos hábitos, nuevas experiencias, nuevas motivaciones, nueva forma de llevar las relaciones; con los demás y contigo mismo.
Hoy renueva tu fe, tu conexión, tu alegría. Y ponle armonía a tu andar. No importa cómo lo hiciste ayer, ni cual fue tu método de antes. Importa hoy. Cómo te levantas de nuevo; cómo buscas oxigeno de otra manera, cómo te pruebas asumiendo las pruebas desde el amor.
No importa cuantas veces hayas caído en el mismo error. Lo que importa es que esta vez ya hayas aprendido; y que la fuerza con la que te levantes esté compuesta de humildad y sabiduría para interpretar la lección.
Hoy lo que vale es lo qué hay. Entonces revisa qué hay en ti y encontrarás un potencial enorme para salir a estrenar cada día tu mejor versión vestido de amor propio.
Recuerda que el presente es un regalo. Por eso, este regalo que te la vida hoy como nueva oportunidad se llama tu presente.
Vívelo, gózalo, disfrútalo, y aprovecha esta oportunidad para ser mejor que ayer, y mañana, si hay mañana… Lo vuelves a intentar.
Si quieres trabajar en esto, te invito a nuestro taller presencial Sanándome, Amándome.
Bogotá, 7 de marzo de 9 a. m. a 4 p. m. – Informes e inscripciones: https://api.whatsapp.com/send?phone=573142646168
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