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Crédito: Cortesía del autor
Una pequeña conmemoración al día nacional de los archivos, aquellos que me han acompañado desde que inicié la aventura, pasión y profesión como historiadora.
Los archivos históricos representan la prueba tangible de procesos y hechos fundamentales que permiten realizar reconstrucciones históricas. De esta manera, albergan las fuentes principales para la reproducción de la historia.
Para introducirse en los archivos se debe ir con interrogantes, con ojos de artista para no perder de vista los detalles, como el amante que se deja seducir, entendiendo que en ellos dialoga una realidad histórica, política, moral, social, a través de las posibles mentiras. El archivo en medio de su absorción y complejidad tiene elementos veraces que nos permiten transportarnos al contexto de cada época, convirtiéndose en un observatorio social en el cual los sujetos creamos una realidad más o menos creíble dependiendo de la rigurosidad de la mirada y la perspicacia del observador omnipresente, ausente en el hecho vivido, pero que se apropia de cada historia para transmitirla no solo basado en lo que se escribió, es tangible o recuperable, sino en lo que se sintió trazar, a partir de ellos, cada letra para la posteridad.