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Terminar el año agradeciendo. Agradeciendo por cada ‘no’ que sonaba a portazo, por cada puerta cerrada que me hacía tocar más fuerte. Agradecer por el lodo de donde surgió la flor de loto tatuada en mi espalda. Agradecer las circunstancias que me llevaron al lugar donde hoy me encuentro.
Agradecer por las metas cumplidas, por los nuevos proyectos, pero, sobre todo, agradecer por las personas que conocí este año, de las que aprendo, a las que admiro, que me permiten crecer, creer y crear.
Agradecer al amor inesperado, que llegó sin hacer escuadras, desarmó los miedos, el amor que me ha enseñado a ser mejor persona, mujer, profesional, el amor que apoya, el amor que escucha, el amor que guía, el amor paciente, el amor que perdona… Gracias.
Agradecer a los amigos, patrocinadores de mis carcajadas, de los viajes, de los brindis… Gracias.
A los jóvenes con los que hoy edifico un proyecto cargado de sueños, gracias por acercarme a mi lado más sensible, más humano… A la chica del posgrado y al joven que recién terminó el colegio, a quien cumplió sus 18 y a quien entró a los 30. Dicen que la sonrisa de un niño es un poema, juntos hemos coescrito un poemario ¡Gracias!
A los de siempre, incondicionales, los que me ayudaron a construir las alas y hoy me acompañan en el vuelo. Mi familia. Gracias.
Finalmente, a mis fieles lectores, por sus cálidos mensajes, por dejarme hacer parte de sus vidas a través de mis letras, por ser y estar. Gracias.
¡Gracias 2021!