Hace un año llegué a una casa muy grande y me acomodé en un lugar especial de ella. En cada rincón se encontraba la Felicidad. No sé cómo lo hacía, pero estaba en todo lugar. Yo miraba y miraba –ella paseaba, bailaba, cantaba, reía–. Una noche, esa Felicidad se partió en dos. No supe el motivo. Corría y corría; terminó llorando, salí a abrazarla y me presenté: –Me llamo Tristeza. Desde ese momento, soy la reina de ese lugar. Es una casa gigante con mucho valor, valor que poco a poco iba perdiendo interés.

La Felicidad se fue porque no podía seguir viviendo en ese lugar, se fue a buscar un destino, se fue a buscar otra casa. Yo me quedé ahí. El lugar me gusta, pero a veces quiero salir: me asomo a la ventana y veo a otros personajes, como el Amor; este se parece a la Felicidad, pero sufre mucho; porque muchas veces no es correspondido, es incierto. El Amor puede estar conmigo, pero… yo no lo puedo aceptar porque él solo busca a la Felicidad y yo no puedo estar junto a él por el bien de los dos. Mi vida seguirá buscando algo.

Cuando nací me dijeron: “Estarás rondando todos los lugares del mundo, entrarás en cada casa y te apoderarás de cada objeto que encuentres y harás que las personas, animales y plantas te conozcan como la Tristeza. Las personas en todo el mundo te llevarán en su corazón, llorarán cuando les falte algo, se sentirán vacíos y sin ganas de vivir…, porque Tristeza eres y Tristeza serás”.

Por eso, cuando llego a un lugar donde antes estuvieron la Felicidad, el Amor o el Odio es ahí cuando entro y me presento. “Me llamo Tristeza”. Soy muy fuerte, más que el Amor, porque él se deja manipular por quienes quieren lograr algo de él. El Odio también es algo hipócrita, porque a veces no se conoce la carta que va a utilizar; pero es fácil de vencer, ya sea por el Amor, la Tristeza o cualquiera de tantos sentimientos que existen en el mundo.

Yo me siento segura siendo lo que soy; porque no me dejo engañar tan fácilmente. Me escondo detrás de la Felicidad y pocos se dan cuenta de que existo; veo que la Envidia ronda en todas partes y a veces tengo que esconderme detrás de la Hipocresía, para que los demás sentimientos no me maltraten, especialmente el Miedo. Él está ahí, esperando un descuido para tener el poder; él no tiene vergüenza. Sólo la Fe lo puede humillar. Yo salgo al frente de la Fe y me presento una vez más: “Me llamo Tristeza”.

Shutterstock

Me encuentro algunas veces con la Rabia y con ella a veces me confundo; somos como hermanas; es mayor, pero dominante; hay días en que siento celos de ella, porque puede conseguir Venganza, cosa que yo nunca he podido manejar.

Me domina el dolor: dolor por el Amor cuando lucha por algo y no lo consigue; dolor por la Alegría, cuando se acaba; dolor por la Venganza, cuando se elimina un sentimiento más. El Dolor está muy cerca de mí cuando me ven triste, pero así soy y así me llamo. Cuando hay un Duelo, Celos, Miedo, Amor, Alegría y todos los demás sentimientos, yo estoy en el centro de todos. Me llamo Tristeza.

* Condolezza quiere ser tu amiga, escríbele y cuenta tu historia a  condolezzacuenta@hotmail.com  Twitter: @condolezzasol.   Todas las historias serán revisadas y corregidas para ser publicadas. Se reservarán los nombres reales, si lo deseas.