Cerrar Menú Blogs
Las opiniones de los blogueros son de su estricta responsabilidad y no representan la opinión de este portal.
Profile image

Ingresa o regístrate acá para seguir este blog.

Seguir este blog

¿Soy yo la persona indicada para hablar de este tema? Tal vez no, pero puede que mis palabras ayuden o motiven a algunos de ustedes. Hace unos meses escuchaba a un profesor que respeto bastante, su enseñanza giraba en torno a dos conceptos claves: la cultura de la maldición y la cultura de la bendición. A primera vista puede que les parezca de esas enseñanzas cristianas aburridas, redundantes y poco originales, de alguna manera yo también creía lo mismo, pero lo cierto es que esta enseñanza cambió de manera significativa mi forma de ver las cosas.

black-and-white-2678288_1920

Fotografía tomada de Pixabay

Va de esta manera: dentro de la cultura de la maldición vemos con sospecha el éxito de los demás, con suspicacia, nos preguntamos ¿qué acto oscuro y corrupto habrá hecho esta persona para alcanzar esto o aquello? Y aunque sí es una realidad que algunas personas se enriquecen de manera ilícita, no es el caso de todos; en la cultura de la maldición este pensamiento es irracional y está alimentado por el resentimiento. Básicamente vemos el mundo como un sistema cerrado ¿qué significa esto? Significa que creemos que la riqueza es limitada y el hecho de que otros tengan más hace que, de manera directa, otros tengan menos. La riqueza es vista como un pastel que idealmente debe repartirse de manera igualitaria.

La suspicacia y la envidia se vuelven sentimientos comunes en esta forma de pensar. El progreso, la promoción de otros, son cosas que nos amenazan de manera profunda. En esta cultura el resentimiento se vuelve algo común de la misma forma que el fatalismo: “Las cosas son como son y no tienen por qué cambiar; el progreso es peligroso.”

¿Y qué de la cultura de la bendición? Pues, ¡claro que es lo opuesto! Pero ¿qué significa de manera práctica? Significa que vemos el mundo como un sistema abierto: si mi vecino, amigo, familiar, o cualquier otra persona cercana a mí progresa, yo también lo hago. Todos hacemos parte de un vecindario, una familia, o cualquier otra comunidad; el hecho de que una persona sea bendecida o progrese significa de alguna manera que toda la comunidad lo hace. Vemos la riqueza como un recurso ilimitado, cada persona en vez de ver con envidia el trozo de pastel un poco más grande de su vecino, piensa: ¿y cómo puedo agregar otro piso a este pastel? El progreso es posible si administramos bien los recursos que poseemos y usamos nuestra creatividad para producir frutos con ellos. Un lote baldío, un día con mucho tiempo libre o un montón de madera pueden ser inútiles desde la cultura de la maldición, pero una oportunidad de negocios o de crear cosas nuevas si se mira desde la cultura de la bendición.  

En la cultura de la bendición nos alegramos del éxito de otros y vemos el progreso ajeno como algo bueno; entendemos que ese progreso nos beneficia a todos. En vez de envidia y resentimiento hay un sentimiento colectivo de promoción mutua y desarrollo. Entendemos que cada uno tiene un rol o una tarea específica diferente a la de los otros. Cada persona escoge un camino diferente según sus dones y habilidades; cada profesión ofrece resultados diferentes y no todos tenemos las mismas cosas. Cambiamos el fatalismo por la oportunidad de desarrollar nuestro rol específico con libertad.

Y claro, teóricamente se escucha hasta bonito, pero aplicarlo es otra historia… De alguna manera todos tenemos una lucha interna de estas dos culturas. Para algunos puede que ya haya un vencedor hace mucho tiempo, para otros la lucha continúa diariamente. Puede que suene simplista esta lucha del “bien” contra el “mal”, pero es así. Es realmente fácil entregarse a la envidia, la suspicacia y el resentimiento, vernos amenazados por el éxito de otros; y es muy difícil alegrarnos de la promoción de nuestro prójimo. Como dijo el dramaturgo griego Esquilo: “Está en el carácter de muy pocos hombres el honrar sin envidia a un amigo que ha prosperado”

Al final, ¿vale la pena la batalla? Sí. Como escribió el poeta Robert Frost, delante tenemos dos caminos, y nosotros decidimos cuál tomar:

“Dos caminos se bifurcaban en un bosque y yo…
yo tomé el menos transitado,
y eso lo ha cambiado todo.”

“Two roads diverged in a wood, and I–
I took the one less traveled by,
And that has made all the difference.”

Robert Frost: “The Road Not Taken”
Traducción de José Manuel de Prada-Samper

 

Por: Juan Ruíz

 

(Visited 914 times, 1 visits today)

Etiquetas

PERFIL
Profile image

Huesos Vivos es una hoja escrita por muchas plumas que intentan exponer sus ideas y paradigmas. No solo pone en perspectiva asuntos de la vida cotidiana, sino que retrata alternativas y caminos. La Biblia es nuestro punto de enfoque.

    Sigue a este bloguero en sus redes sociales:

Más posts de este Blog

Ver más

Lo más leído en Blogs

1

¿Los eventos ocurridos recientemente en Dubái son una respuesta del Planeta?(...)

2

Quod scripsi, scripsi*  Juan 19:20-22 Este 23 de abril se celebra(...)

3

Dios nos habla por medio de nuestros sueños. Esta es una(...)

0 Comentarios
Ingresa aquí para que puedas comentar este post
Reglamento de comentarios

ETCE no se responsabiliza por el uso y tratamiento que los usuarios le den a la información publicada en este espacio de recomendaciones, pero aclara que busca ser la sombrilla de un espacio donde el equilibrio y la tolerancia sean el eje. En ese camino, disponemos de total libertad para eliminar los contenidos que:

  1. Promuevan mensajes tipo spam.
  2. El odio ante una persona o comunidad por su condición social, racial, sexual, religiosa o de situación de discapacidad.
  3. Muestren o impulsen comportamientos o lenguajes sexualmente explícitos, violentos o dañinos.
  4. Vulneren o atenten contra los derechos de los menores de edad.

Además, tenga en cuenta que:

  • - El usuario registrado solo podrá hacer un voto y veto por comentario.
Aceptar
¿Encontraste un error?

Para EL TIEMPO las observaciones sobre su contenido son importantes. Permítenos conocerlas para, si es el caso, tomar los correctivos necesarios, o darle trámite ante las instancias pertinentes dentro de EL TIEMPO Casa Editorial.


Debes escribir el comentario
¡Gracias! Tu comentario ha sido guardado
Tu calificación ha sido registrada
Tu participación ya fue registrada
Haz tu reporte
Cerrar
Debes escribir tu reporte
Tu reporte ha sido enviado con éxito
Debes ser usuario registrado para poder reportar este comentario. Cerrar