¿Qué es lo que un caucano ve, escucha y opina frente a las polémicas del CRIC? Es una pregunta que no muchas personas pueden responder libremente sin temer por su reputación, su familia o hasta por su vida. 

Empecemos por saber qué es el Consejo Regional Indígena del Cauca (CRIC). Es una organización que reúne una comunidad que conserva sus costumbres, el cual tiene 115 cabildos indígenas que  deberían recibir colectivamente los beneficios del Estado; pero lastimosamente no es así.

En el año 1991, ocurrió en El Nilo, municipio de Caloto Cauca, un suceso triste para unos, pero afortunado para otros: veintiún indígenas que hacían invasiones a fincas privadas o lo que ellos llaman «liberación de la madre tierra» fueron masacrados por civiles armados. En nombre de la reparación a las familias que perdieron seres queridos en esta masacre, se pudo sacar al Estado una fuerte cantidad de dinero. No les miento cuando les digo que se les pagó hasta en oro aquella reparación: una libra por víctima; este oro fue cambiado a efectivo para repartirlo, pero este jamás llegó a manos de los familiares. La Doctora Diana Perafán ha estado en este duro proceso de poder hacer justicia, dando asesoría jurídica a estos grupos de familias que no solo perdieron uno o dos seres queridos en esa masacre, sino también esa ayuda que les pudo haber impulsado a levantarse de nuevo: ‘La fuerza que toma el CRIC es mediante la masacre de Caloto, lastimosamente es allí donde para ellos era necesario que sucediera este evento, puesto que es así como sujetan a un Gobierno y a los siguientes con unos acuerdos, pero que realmente han ido beneficiando simplemente a la dirigencia, porque las familias que son 20 afectados, han tenido que vivir la impunidad y la manipulación que se ha hecho a su sufrimiento’, asegura la Doctora Perafán. Es así como esa platica les dio fuerza y control no solo sobre los mismos indígenas, sino también sobre el Gobierno, extrayendo beneficios que les dan más poder; y hoy día utilizan una frase bastante conocida por estos tiempos ´NOS ESTÁN MATANDO´. Pues bien, por aquí es de lo más normal ver que un líder indígena es asesinado justo después de no haber estado de acuerdo con ciertos planes o haber revelado información que los ponga en riesgo, indio ido… dinero recibido.

Un indígena es considerado patrimonio cultural de la nación y de esto se han agarrado para ‘reclamar lo que es de ellos’, por esto hacen invasiones a terrenos privados como está pasando ahora en el municipio de Corinto y en los cañaduzales de los ingenios; su pretexto es que estos eran terrenos de los ancestros y que los blancos les quitaron todo y los arrinconaron en las montañas. Por su parte, cada vez que llegan a sacarlos de la tierra que han invadido maltratan a los uniformados física y psicológicamente porque saben que ellos no pueden usar la fuerza o atentar contra ellos. Es triste ver cómo hasta en la educación de los niños les han sembrado esa raíz de odio y agresividad a través de lo que ellos llaman ‘la educación propia’

En la cuarentena tuve acceso a una de las varias tareas que les dejan a los niños y en uno de sus talleres usaron un texto del que sacaron varias actividades, el texto decía así: ‘Los abuelos de nuestras comunidades cuentan con un rostro marcado lleno de tristeza por tanta injusticia y hambre que les tocó pasar desde niños al ser despojados de sus tierras como único medio de sustento, obligándolos a desplazarse hacia la parte alta. Después de vivir durante años el abuso, el miedo y el abandono, fue que todas las familias se unieron y empezaron a luchar contra los patrones llamados terratenientes reclamando sus tierras y derechos que les fueron quitados violentamente. A lo largo de estas luchas han sido asesinadas muchas personas, pero hasta el momento se continúa recuperando las tierras y tratando de sacar a los terratenientes invasores, ya que es nuestra herencia, cuentan los abuelos’.

Luego se les asigna a los niños la actividad de, por ejemplo, identificar qué emociones se destacan en el texto y qué solución se podría dar a la falta de tierras. Obviamente este tipo de preguntas no aparecerán en el ICFES, pero sí alimentarán el odio entre indígenas y no indígenas; entre los propietarios de fincas y los cabildos, incentivando una ideología que se basa únicamente en ver a la sociedad dividida entre víctimas y opresores. Es triste ver vecinos bajando a defender algo que no es de ellos y subiendo cansados, heridos o llorando porque en estos enfrentamientos algún familiar murió y lamentablemente las víctimas son remuneradas al CRIC, ya que si un indígena censado en el cabildo muere, los beneficios del Gobierno no llegan directamente a los afectados, por eso las familias nunca son restituidas.

Se quejan de que en sus tierras no caben sus familias y es cierto, pues los verdaderos terratenientes son los principales líderes que sufren por los enfrentamientos de grupos armados ilegales  por causa del aumento de los cultivos ilícitos, pero ellos mismos los cultivan como fuente de sustento. Se quejan de que el Gobierno no hace nada, pero la verdad es que han llegado montones de proyectos productivos, pero o no los reciben o si los reciben ese dinero jamás llega a los indígenas campesinos; se quejan de que matan a sus líderes cuando entre ellos mismos se quitan la vida.

¿Entonces de qué se quejaba la minga en Bogotá?

Acá en el Cauca estos líderes arrastraron a toda la gente que pudieron para hacer multitud: maestros, madres comunitarias, promotores de salud, etc, se los llevaron con la amenaza de quitarles los empleos. Realmente manipularon a las personas para pelear por ideales que solo benefician a sus líderes principales, y los que pelean son vecinos que mueren en la supuesta lucha, que viven en casas de bahareque, que pierden un día de trabajo saliendo a marchar para que a sus hijos no les quiten los seguros médicos o los beneficios educativos que lastimosamente ni siquiera son de mucha ayuda para entrar a una universidad.

Canales nacionales de televisión y radio aplaudieron a través de sus comunicados que fue una marcha pacífica, que hasta dejaron la plaza de Bolívar limpia y no rompieron un vidrio; que regresaron al Cauca con las manos vacías porque el Gobierno no les quiso atender. No dudo que en los próximos meses Colombia sea demandada ante una corte internacional por incumplimiento, desatención o atropello a una comunidad indígena; pero también sé que a ellos les convenía limpiar su imagen ya que la gente les tiene miedo porque saben cómo son; por algo en varias lugares temían recibirlos mientras iban para la capital. Las comunicaciones han jugado un papel importante, no cualquier canal de radio o televisión puede entrar a hacer reportajes sin antes haber sido convencido de presentar un escenario devastador. No todo medio de comunicación tiene la suerte de documentar la realidad sin salir vivo o sin amenazas de las montañas.

Ellos saben perfectamente que una cara de víctima da más plata que cultivar la tierra, solo imaginen cuánta plata no gastaron pagando más de 100 chivas para trasladar gente en un trayecto tan largo y por una semana, ¿de dónde sale toda esa plata? Su meta es convertirse en un Estado. Imagínense. ¿Cómo sería vivir allí? ¿Qué pasaría con los Cabildos independientes que están haciendo las cosas bien y con las familias que no están de acuerdo con sus prácticas ancestrales y su educación? 

Yo también vivo en el Cauca, yo también soy indígena, yo también trabajo la tierra y no veo la necesidad de invadir propiedades ajenas, de engañar a otros para obtener dinero o poder, de subyugar mi sangre para pasar por encima de mis raíces y hacerme la víctima, o de querer que el Gobierno preste toda su atención solo a mis necesidades cuando todo el país está tratando de levantarse de una pandemia. El Cauca tiene la vía panamericana que alimenta el país de comercio, diferentes pisos térmicos para cultivar lo que se nos antoje, páramos que destilan agua pura en los ríos que bañan las montañas, biodiversidad y sobre todo riqueza cultural. El que se queja porque no tiene tierra es porque no quiere trabajar.

Dicue Troches / Indígena Nasa