Dice un axioma sociológico que “antes de cambiar una sociedad hay que cambiar el lenguaje que ella utiliza”. Muchos de nosotros desconocemos el significado de las palabras que usamos y no percibimos que esta ignorancia puede ser un arma mortal que, de hecho, se ha usado a lo largo de la historia para manipular personas.
Pero, ¿por qué es tan importante el lenguaje? Además de ser el medio que nos permite comunicarnos y expresar pensamientos, también nos ayuda a transmitir ideas que describen la manera como vemos el mundo. Las palabras pueden ser creadas de manera espontánea por un individuo o grupo de personas que las difunden y, al ser aceptadas por muchos en el uso cotidiano, llegan a incorporarse en la lengua oficial. Además, con el paso del tiempo, adquieren diversos cambios y variaciones fonéticas, morfológicas y semánticas.
Las palabras también pueden llegar a perder su significado original y, por causas históricas, sociológicas, lingüísticas o psicológicas, adquirir uno nuevo que, en el mejor de los casos, responda a una necesidad verídica; aunque también estos cambios pueden obedecer a una supuesta necesidad de quienes desean ampliar o reducir el lenguaje con el fin de respaldar una ideología determinada.
La palabra manipulación proviene del latín manus, que significa “para usar o sostener con la mano” (Noah Webster). Manipulación es manejar a las personas como si fueran cosas, es decir, tener dominio sobre ellas, posesión, uso y disfrute. Lo anterior podemos verlo en las ideologías que buscan dar explicación a la realidad, aunque esto implique que tengan que crear nuevos términos o alterar la definición de las palabras para lograr sus propósitos. A menudo, apelan a nuestras emociones y logran engañarnos con facilidad.
Un ejemplo de ello es la manera como se impuso el nazismo en Alemania. El historiador Víctor Klemperer analizó y descubrió que ciertas palabras y frases fueron constantemente repetidas para propagar las ideas de esta doctrina política totalitaria. Para que aceptaran estos planteamientos como propios y los llevaran a la práctica, las personas fueron adoctrinadas, desde las escuelas hasta los medios de comunicación, con la idea de una supuesta pureza racial.
Otro ejemplo, no menos aterrador, es la inconsistente definición que se le ha dado al aborto: “interrupción voluntaria del embarazo”. La pregunta que naturalmente nos surge al escuchar este planteamiento es: ¿en qué momento se reanuda tal interrupción? Además, ahora han promocionado esta práctica en políticas de salud pública y, por lo tanto, nos surge otra pregunta: ¿desde cuándo es algo saludable cometer un infanticidio? Otro término muy usado es el feminicidio. Concordamos en la necesidad que hay de ejercer justicia cuando una mujer es agredida, pero decir que las mujeres están siendo asesinadas por el hecho de ser mujeres es una generalización que nos lleva a una lucha interminable entre hombres y mujeres y a no encontrar las verdaderas causas para enfrentar la violencia.
Dicha manipulación del lenguaje ha avanzado a gran escala debido a la facilidad de transmitir dichos mensajes a través de diferentes medios de comunicación como la televisión y el internet, que nos permiten llegar a miles de personas al mismo tiempo; además, las redes sociales son una especie de campo de batalla que, por un lado, pueden ser usadas para denunciar injusticias o también para alterar un mensaje.
Soy consciente de que somos una generación a la que le hace falta un pensamiento crítico cimentado en el análisis y la interpretación de datos o evidencias. De ahí la necesidad imperiosa de escuchar los diversos argumentos o posturas sobre un tema y, después de investigar y preguntar, decidir tener una posición firme; siendo capaces de diferenciar lo correcto de lo incorrecto y la verdad de la falsedad.
Aún estamos a tiempo de proteger las palabras siendo conscientes de su significado, ya que el mal uso de ellas nos puede llevar a tener una distorsión de la realidad. Para esto tenemos que valorar la verdad transmitiendo mensajes confiables que nos permitan actuar sobre la realidad. Seamos personas de firmes convicciones que no se dejen manipular por las alteraciones hechas al lenguaje, entendiendo que: “es imposible ser libres cuando en lugar de asumir la verdad nos dejamos manipular por el lenguaje, absorbemos la propaganda totalitaria y aceptamos que nos impongan una agenda liberticida”, Cesar Vidal.
Por: Ruth Arroyave
Fuentes: http://etimologias.dechile.net/
Opresión de la mujer pobreza y desarrollo de Darrow Miller.
Ideología de género de Jorge Scala
La liberación del mundo de Darrow Miller