Hace unos días, el presidente de El Salvador dio un discurso ante las Naciones Unidas. En lo personal, lo estaba esperando y creo que muchos también, ya que recordarán su famosa “selfie” antes de dar su discurso hace dos años, como también recordarán cuando Hugo Chavez se persignó y dijo: “Aquí huele a azufre”.
Un artículo reciente titulado: “Se terminó la luna de miel en El Salvador”, me pareció muy acertado, ya que los cambios recientes no han sido para menos, ya han causado una caída en los tan laureados niveles de popularidad del “Presi”.
Esta vez decidió empezar su discurso haciendo un recuento histórico sobre guerras y crisis económicas del siglo pasado, para luego concluir que ahora, «el mundo está en crisis y debemos cambiar. No he vivido mucho, pero sí lo suficiente como para ser testigo de que el mundo enfrenta vicisitudes constantes (obviamente las redes sociales en los últimos años las han exagerado) así qué, no es algo nuevo. Siempre hemos estado en crisis, por lo tanto, cambiar solo porque el mundo está en crisis, no me parece algo razonable, sino más bien una excusa para camuflar decisiones drásticas, por ejemplo, la implementación del Bitcoin como moneda de curso legal facilitando el lavado de dinero, y cambios en la constitución que permiten su reelección, que ya sabemos terminará en mucho más que un solo periodo.
A lo largo de su discurso de un poco más de siete minutos, no cesó de repetir la frase «estamos divididos, debemos unirnos«. Más que un guiño, fue un obvio comentario socialista y un claro mensaje a su postura ante la OEA, pero cabe mencionar que la unificación de las Repúblicas no es la solución al problema, solo lo agrandará.
«Hay quienes buscan dividirnos«, declaró enfáticamente echándole la culpa al otro, que sabemos, es Estados Unidos, teniendo en cuenta sus últimos comentarios en redes sociales con respecto a la «injerencia» del país norteamericano en asuntos de El Salvador. Personalmente estoy de acuerdo en que se debe respetar la soberanía de cada país, sin embargo no hay que olvidar que la potencia alberga a más de tres millones de salvadoreños (sin contar los ilegales), los cuales envían remesas a El Salvador, lo que representa el 27% del PIB.
Además, aquellos que todavía no están legales pero están en proceso, se les otorga un permiso laboral, sin contar que hay una tarifa especial en el costo del envío de remesas: un Tratado de Libre Comercio. Durante la pandemia hubo donaciones de equipo médico para UCI ‘s, vacunas contra el COVID-19 y la deuda externa. Y bueno, la cereza del pastel: El salvador es un país dolarizado. Por lo tanto, amenazar con “no recibir más a ese amigo”, como escribió en su cuenta de twitter, no es más que un intento deliberado de despertar un falso nacionalismo socialista en contra de aquel “adversario”, culpable de todas nuestras desgracias pasadas, presentes y futuras.
Consecuentemente, su propuesta de «crear nuestro camino para que otros sigan nuestro ejemplo y que el pueblo pueda hacer lo que realmente quiera hacer» porque “estamos consumidos por el sistema«, no es más que otra frase muy gastada que nuevamente pretende purgar toda responsabilidad. Es muy difícil pensar en crear tu propio camino, cuando tu pueblo quiere caminar solo porque les estas dando comida y dinero. Por ejemplo, las largas filas en los cajeros del gobierno no son una aceptación del Bitcoin por parte de la población, sino más bien el interés de reclamar los $30 USD con los cuales viene la aplicación Chivo Wallet, y es claro que una vez obtengan ese beneficio no volverán a usar la aplicación y mucho menos a hacer transacciones en bitcoins. Esto me hace recordar la frase de Jesús ante las multitudes, días después de la multiplicación de los panes y los peces: “Ustedes me siguen solo porque les doy de comer”, y así fue, porque al final de sus días las multitudes se habían vuelto en su contra. Considero muy atinado el comentario de “no le des un pez, enseñale a pescar”, pero yo lo llevaría a un nivel que me garantiza cerrar el ciclo de producción y progreso, “no le des un pez, enséñale a pescar y comercializar peces”.
Me ha quedado claro que las palabras de este discurso están muy bien apoyadas en “hombros de gigante”, tal como lo mencionó: una base socialista y en total discrepancia con los sucesos actuales en El Salvador, empezando con la toma militar de la Asamblea Legislativa el 9 de febrero de 2020, sus constantes discursos de odio hacia “los mismos de siempre” refiriéndose a los gobiernos anteriores, y ahora, como poco a poco está demostrando ser como “los mismos de siempre” ha buscado un nuevo enemigo a quien culpar, los Estados Unidos.
El hecho de no soportar la crítica externa, el acaparamiento de poder al tomar las tres ramas del Estado, la destitución de los magistrados y la notable baja en su popularidad por los cambios a la constitución sin razón alguna que han dado pie a manifestaciones por parte de la población, son aspectos que no concuerdan por ningún lado con el discurso ante la ONU, y me hace pensar que es cierto, el mundo está en crisis y lo seguirá estando.
Por: Ottoniel Sorto