¿Qué se les viene a la mente cuando escuchan la palabra “pacto”? Yo pienso en un acuerdo, un tratado, una negociación, pero luego pienso que la palabra pacto significa algo más. Por ejemplo, una negociación se puede disolver en cualquier momento si una de las dos partes decide hacerlo. La negociación depende de la voluntad de las personas que la realizan, pero al hablar de pacto es inevitable pensar en Dios. Por ejemplo, cuando un hombre y una mujer se casan hacen un pacto delante de Dios para estar juntos por el resto de sus vidas. Esto no depende de la voluntad arbitraria de cualquiera de los dos, de su voluntad inestable y caprichosa, es un pacto no solo delante de personas, sino delante de Dios. 

El término pacto tiene una connotación religiosa, y específicamente una connotación cristiana. El cristianismo se fundamenta en pactos, pactos que Dios ha hecho con el hombre y que no dependen del libre albedrío o la voluntad humana. Dios hizo un pacto con Noé, Dios hizo un pacto con Abraham, que a través de Él serían benditas todas las familias de la tierra, Dios hizo un pacto con el pueblo de Israel en el monte Sinaí y les dio los Diez mandamientos, Jesús estableció un nuevo pacto con su Iglesia. La Biblia se divide en Antiguo Testamento y Nuevo Testamento, o, antiguo y nuevo pacto. 

En nuestra sociedad moderna el concepto de pacto no es tan importante porque se ha perdido la fe en Dios. Pero los pactos son también esenciales para un correcto funcionamiento de la sociedad. Sin embargo, cuando hablamos de nuestra estructura social o política, no usamos el término pacto, sino otro más sofisticado llamado contrato social. 

¿Cuál es la diferencia entre un pacto y un contrato social? Dios. Un pacto es un acuerdo que dos personas se comprometen a cumplir delante de Dios, “haremos esto y aquello, haremos este negocio durante dos años, dos meses y cuatro días, ¿te comprometes, Camilo?” “si” “está bien, Juan” ¿Qué obliga a Juan o a Camilo a mantener esa promesa? Si ambos creen en Jesucristo, y su señorío sobre toda la existencia, sabrán que este acuerdo no es solo algo que se basa en sus voluntades humanas arbitrarias e inestables, sino que es un acuerdo que también hacen delante de Dios y su Ley perfecta. ¿Y si no hay Dios? ¿Qué pasaría si Dios es tan solo una mentira, y todos somos el producto de un proceso evolutivo, materialista y aleatorio? “Ok, Andrea, me comprometo a estar contigo el resto de mi vida, a serte fiel” “Carlos, yo también me comprometo” ¿Por qué Andrea o Carlos se sentirían obligados a cumplir esta promesa si tan solo depende de su voluntad humana, si es tan solo un “contrato”? La misma voluntad humana que decidió hacer este contrato, puede decidir renunciar a él, ¿y por qué no? ¿Por qué la mantendrían? ¿por la ética, la moral? Sin Dios la ética o la moral son tan solo dos conceptos, dos cascarones sin sentido. Yo mismo decido que es la ética o que es la moral, así de sencillo. Los mismos que hacen el contrato, pueden deshacerlo, pero un pacto que se hace delante de Dios, reconociendo su existencia, no depende únicamente de la voluntad del ser humano.

Esto no quiere decir que cuando dos cristianos hacen un pacto estén “obligados a cumplirlo”, o que la voluntad humana no tenga ninguna importancia,  sino que ambas personas involucradas reconocen que existe un ley suprema que no debe ser quebrantada, existe una ley fuera de nosotros que nos ordena a no mentir y a cumplir la palabra que se da; no es obligatoriedad, es sumisión voluntaria a la ley de Dios. Como consecuencia de esta sumisión voluntaria, se mantiene la palabra o los votos que se hacen cuando se realiza el pacto. Pero cuando no se cree en Dios, no hay ley divina, el ser humano siendo su propio dios, no tiene reparos en actuar a su antojo.

Durante la Ilustración Europea, y en medio de su proyecto de sacar a Dios de la esfera pública y reducirlo tan solo a la esfera personal, el término pacto fue secularizado, siendo reemplazado por el término contrato social, porque ¿para qué acudir a conceptos que tenían todavía el sabor de este Dios totalitario de la Edad Media? Una nueva era exigía fundamentar nuestra estructura social, no en Dios o en pactos, sino en la sabiduría humana, en la lógica y el racionalismo, y en los contratos sociales. 

La Edad Media, con todas sus imperfecciones fue una época fundamentada en el señorío de Cristo sobre todo y sobre la idea de pactos originada en la Biblia; durante esta era no se creía en la separación de la moralidad cristiana y el gobierno civil, o que el gobierno civil era un ente con una moralidad “neutral”, libre de presuposiciones religiosas; todo lo contrario, Jesucristo se consideraba el Señor tanto de la esfera pública, como del estado y la vida del creyente. Esta idea de pactos como fundamento de la estructura social podemos verla todavía en la idea de un gobierno federal, como fue el caso de la fundación de los Estados Unidos, que se fundamentó en el cristianismo, aunque al día de hoy esté muy lejos de ser una nación cristiana. Federal viene del término latino Foedus, que significa pacto, por lo tanto, un gobierno federal debería ser, a primera vista, un gobierno por pacto. (1)

Como modernos, nuestras ideas han evolucionado a otras mucho más sofisticadas, ¿pacto? ¿Dios del Cristianismo? No, esas “supersticiones fanáticas ya no vienen con nosotros, atrás quedó esa era oscura llena de sangre y religiosidad”. El proyecto moderno nacido en la Ilustración nos ha dado el siglo más sangriento de la historia humana, al arte contemporáneo y a Bad Bunny, nada que envidiar…

Pero hoy, al escuchar la palabra Pacto, y si has escuchado un poco sobre política, tal vez se te venga a la mente la campaña política de Gustavo Petro llamada “Pacto Histórico”, que ha sido la excusa para hablar de pactos bíblicos y de mi fe. Veamos un poco más eso que Petro llama pacto. Estando el socialismo y el comunismo basados en una cosmovisión materialista que niega la existencia de Dios o lo sobrenatural, lo más lógico sería que Petro hubiera llamado a su proyecto “Contrato Social Histórico”, o mejor, “Contrato Social Histérico”. Pero dejando el sarcasmo a un lado, este nombre nos indica que este pacto histórico(e), que supongo se consumará el día que se den las elecciones, no está basado simplemente en la voluntad humana o en el libre albedrío, no. Nos indica que este pacto se hará delante de un dios, de una fuerza sobrenatural que sobrepasa la voluntad humana arbitraria. Será un pacto que una vez dentro no habrá forma de salir, un pacto “Histórico”. Esto nos indica que su proyecto es uno religioso, pero con el detalle que su dios no es el de la Biblia.  

¿Y si no es el de la Biblia, entonces cuál es? Pues el mismo dios de la modernidad, el Estado. Pero como cristianos sabemos que son en realidad los ídolos y sabemos que sus promesas son vacías. El proyecto religioso de Petro, como el proyecto religioso de la modernidad están condenados al fracaso, esa sensación de victoria inevitable de sus causas está basada en promesas (¿pactos?) inexistentes. Pero nuestras promesas y el pacto que Dios ha hecho con su iglesia están basadas en sus palabras, en la persona de Jesucristo, no en el ser humano, y estas promesas las tenemos aseguradas.

 

Por: Juan Sebastián Ruíz

(1) Douglas Wilson, Angels in the Architecture