Según el ministerio Puertas Abiertas, los cristianos son el grupo religioso más perseguido del mundo. El número de cristianos perseguidos en la actualidad en todo el mundo asciende a 360 millones de creyentes, es decir, aproximadamente uno de cada siete cristianos. Un ejemplo de ello es Corea del Norte, que según el reporte de Puertas Abiertas del 2023, actualmente registra los niveles de persecución más altos en toda su historia, ocupando el primer lugar en la lista de la persecución mundial. Este país es clasificado como el peor lugar del mundo para los cristianos, descrito como «brutalmente hostil» hacia los creyentes, quienes a diario son capturados, torturados y ejecutados.
Recientemente un Informe Internacional de Libertad Religiosa evidenció que en Corea del Norte la situación ya se convirtió en «exterminio» de cristianos, revelando un insólito caso donde toda una familia fue condenada a cadena perpetua, incluido un bebe de dos años, todo por tener en su posesión una Biblia.
Colombia no se queda atrás, ocupa el puesto 22 dentro de la lista de los 50 países más oprimidos del mundo, siendo el país en América latina en el que la fe cristiana es más perseguida. Subió ocho puestos en la Lista Mundial de Persecución 2023, seguramente debido al aumento de la violencia que ha venido en gran parte como consecuencia del cambio de gobierno y su apuesta por “dialogar” con los grupos armados al margen de la ley, lo que solamente les fortalece y les brinda un terreno óptimo para hostigar a las iglesias.
Son tan alarmantes las estadísticas de persecución religiosa contra el cristianismo, tan habituales ya, que no generan noticias o alarmas en redes sociales, ni protestas sociales o pronunciamiento de las ONG, que no puedo evitar preguntarme, ¿cuál es la gran amenaza que el cristianismo representa como para ser tan perseguido? Porque si bien la mayoría de la persecución se vive en países con dictaduras totalitarias o comunistas, la verdad es que incluso en países que gozan de libertad religiosa, es evidente la presión que sufre esta fe.
La respuesta es sencilla: El cristianismo transformó el mundo una vez y sus perseguidores saben que puede hacerlo de nuevo. Tal como lo reconoce amnistía internacional “el cristianismo heredero de la tradición judaica e influenciado por el estoicismo, a partir de las enseñanzas de Jesús de Nazaret, insiste y profundiza en la idea de la dignidad e igualdad de todos los seres humanos”. Esta cosmovisión fue pionera en civilizar culturas barbáricas, en ella se originan las bases de la propuesta del libre mercado y la libre empresa, los derechos fundamentales y libertades civiles, la abolición de la esclavitud, el infanticidio, el matrimonio infantil, el comercio de niños, el aborto, la prostitución, la alfabetización y educación de masas, la reivindicación de la mujer y muchas otras transformaciones sociales. No nos equivocamos al decir que el mundo definitivamente no sería el mismo si Jesús no hubiera nacido.
Sin embargo, y pese a que la libertad de culto rige en occidente, en los últimos años los cristianos han experimentado intimidación y desacreditación social por causa de su fe. Los valores cristianos han sido ridiculizados al punto de que cada vez son más los cristianos se autocensuran antes que exponerse a generar polémicas en espacios públicos o privados, especialmente cuando se trata de temas relacionados con el aborto, matrimonio, familia, eutanasia, adopción entre personas del mismo sexo, transgenerismo y otros que contradicen las verdades doctrinales de esta fe.
El cristianismo tiene un evidente impacto en cualquier civilización, puede transformar radicalmente una nación y eso amenaza a quienes monopolizan el poder. Pregona una verdad absoluta y objetiva en una era de relativismo y sentimentalismo, promete esperanza y libertad en medio de una cultura caída que se ha convertido en un instrumento de control y dominio social, resiste el avance de ideologías androcentristas y hedonistas y de gobiernos dictatoriales mientras predica una teocracia en la que el hombre está sujeto a una ley moral suprema.
Rummel Rudolph cita a Hitler después de la invasión de la Unión Soviética en 1941, reafirmando la dicha contrariedad entre su régimen y la cristiandad: «El nacionalsocialismo y la religión no pueden coexistir… El golpe más duro que jamás haya golpeado la humanidad fue la llegada del cristianismo». El cristianismo ha sido tan perseguido a lo largo de toda la historia que ya es “normal”, sin embargo, ni el siglo ateo (Siglo XX) pudo destruirlo, bien lo describe Napoleón “he investigado en vano la historia para hallar alguien igual a Jesucristo o algo que se parezca al evangelio…las naciones desaparecen, los tronos caen, pero la iglesia permanece”
Así pues, la fe cristiana es una enorme amenaza, no por su violencia, sino por la solidez de sus convicciones y la indestructibilidad de su influencia, es esta en primera y última instancia el único muro de contención que puede detener el declive de una sociedad con un sistema de valores en extinción y quienes lo persiguen lo saben.
Por ello los creyentes no podemos amedrentarnos, sino por el contrario recordar que estamos llamados a ser “Los que trastornan al mundo (Hch 17:6)” y este llamado no aplica únicamente para cristianos de Asia o medio oriente, sino para todos nosotros:
“Puede ser que nuestra misión no implique morir como mártires, pero sí estamos llamados a morir a nuestro estilo de vida, a nuestras actitudes egoístas y a comenzar a marcar pautas diferentes” -Locos por Jesús, DC Talk.
Ya basta de leer noticias de cristianos perseguidos en otros países y limitarnos a orar por la situación sin que ello nos motive a salir de nuestra propia zona de confort, si el cristianismo que estamos viviendo no nos está generando ningún tipo de muerte social, es momento de cuestionarlo. Nuestra fe no puede convertirse en un sistema de creencias inerte y silencioso, está llamada a ser una fuerza desafiante, viva y ruidosa.
Por: Sara Parada
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Enlaces externos:
https://www.puertasabiertas.org/es-ES/persecucion/lmp/
https://www.amnistiacatalunya.org/edu/es/historia/inf-monot.html
https://www.scielo.org.mx/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0188-25032009000400004
Libro: ¿Y qué si Jesús no hubiera nacido? D.James Kennedy y Jerry Newcombe.