Me encuentro, desde que entré a la universidad, con amigos que ante la pregunta de por qué estás estudiando “x” o «y” carrera suelen responder que lo hacen por los beneficios económicos y sociales que les traerá obtener su título universitario. Son contados aquellos que me brindan una explicación trascendental o apasionada del por qué ingresaron a un determinado pregrado. Por lo general me afecta saber que muchos de ellos aún están descubriendo las razones de haber escogido esa profesión, y si bien obtener un título no es camisa de fuerza para desempeñarse en determinada área disciplinar, en algunos casos es buscado como una forma de pertenencia a algo mayor que uno mismo. 

Ahora que he obtenido un título universitario me he dado cuenta que la sensación de preocupación es mayor cuando ante la pregunta de quién eres algunos colegas o profesionales en otras áreas suelen responder: “soy ingeniero”, “soy psicólogo”,“soy abogado”. Asocian con error el ser con el hacer y el saber. En algúno de esos momentos ha venido a mi memoria aquella tentación que recibió Jesús en el desierto, donde Satanás lo motivaba a convertir las piedras en pan, a lo que Jesús respondió contundentemente “No sólo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios”. 

Es obvio que Jesús no está hablando de la universidad moderna en este pasaje, mi intención al utilizar este fragmento no es forzar la escritura, sino utilizar el concepto “pan” como uno que indica provisión o alimento y extenderlo a la razón tan generalizada que hay detrás del hecho de ir a la universidad. Si la razón por la que asistes a la universidad es la mera obtención de “pan”, estas ignorando una parte relacionada con tu rol activo en una sociedad que requiere un “pan verdadero”. Esto implica que en últimas la vocación no es solo un título o una profesión, sino una forma de amar a Dios y a los demás con todo el corazón, con toda el alma y con toda la mente. La vocación no es solo un medio para obtener el pan de cada día, sino una manera de compartir el pan de la vida, que es Jesucristo. 

¿Qué quiere Dios de tí? ¿Cuál es tu vocación? ¿Cómo puedes vivir tu fe en la universidad y en la sociedad? Francis Schaeffer planteaba que no hay verdad verdadera sin amor verdadero, ni amor verdadero sin verdad verdadera. Al separar tu vocación de tu relación con Dios, ni el trabajo, ni tu vida misma obtienen significado. Desafiémonos a  vivir con integridad y coherencia nuestra fe, a buscar la verdad con amor y el amor con verdad; a entender que no solo de la universidad vivirá el hombre.

 

Por: Michael Serrano
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