“Lo que no es complicado es falso” Nicolás Gómez Dávila
Sumida en la ceguera y la soledad, Úrsula Iguarán llegó a comprender la verdadera naturaleza de sus hijos. No era precisa la imagen que había pintado sobre ellos a través de los años.
Sobre Amaranta: “Amaranta cuya dureza de corazón y amargura le espantaba… se le esclareció en el último examen como la mujer más tierna que había existido jamás, y comprendió que las injustas torturas a las que había sometido a sus pretendientes no eran dictadas por una voluntad de venganza o amargura… sino que habían sido una lucha a muerte entre un amor sin medidas y una cobardía invencible…”
Sobre Aureliano: “Se dio cuenta de que el coronel Aureliano Buendía no le había perdido el cariño a la familia a causa del endurecimiento de la guerra… sino que nunca había querido a nadie…”
Y sobre Rebeca: “…solamente ella, Rebeca, la que nunca se alimentó de su leche sino de la tierra… la que no llevó en las venas sangre de sus venas sino sangre desconocida… Rebeca, la del corazón impaciente, la del vientre desaforado, era la única que tuvo la valentía sin frenos que Úrsula había deseado para su estirpe.” (Paráfrasis, Cien años de Soledad)
A ella, a Úrsula, le tomó casi cien años darse cuenta de la realidad de estos tres seres.
¿Qué podemos aprender de esto? Nos gustan las conclusiones sobre los hombres, pero a veces se necesita toda una vida para llegar a ellas, para comprender profundamente un alma, para ver sus verdaderas razones y motivos. No es tan fácil hallar las verdaderas razones de lo que el hombre hace. Solemos crear, para nosotros mismos, retratos de piedra basados en motivos pobres, en imágenes incompletas, en razones insuficientes y limitadas. Cualquier retrato que le hagamos al hombre es incompleto: el ser humano es complicado, difícil, paradójico, contradictorio; a veces lo que expresa no es lo que siente y lo que siente nunca lo expresa.
Nuestra vida es simple cuando creemos que el hombre es simple, no es bueno simplificar al ser humano.
A un primo, de cierto atractivo, pero con una tendencia al pesimismo, le gustaba una amiga. Se enamoró de ella de manera absurda. El día que se le declaró, lo cual me pareció bastante valiente porque fue en circunstancias un poco peculiares, lo hizo con esa tendencia pesimista, es decir, creyendo que lo rechazarían. Ella le dijo que ya tenía a alguien, pero él me contó que ese día su actitud era afable, o sea, ella le mostraba cierta simpatía, o, mejor dicho, comprensión. Él hizo, entonces, un retrato de piedra de ella, se acomodó a la idea de que ella no gustaba de él, que lo había rechazado de forma elegante, o que realmente tenía novio y no estaba interesada. La realidad era un poco más compleja. Nunca supe los detalles de los sentimientos de ella, pero, digamos que él no le era totalmente indiferente. Supe, en una conversación casual de una conocida que era amiga de ella, que ella lo veía con agrado y, tal vez, con algo más. El tema del novio nunca fue claro, porque nadie le conocía novio. El punto es, dos personas complejas, mi primo, que le faltan varias tuercas, y ella, también, seguramente, alguien muy compleja, crean un vínculo y uno empieza a sentir cosas por el otro, en este caso él por ella, y ella… hasta el día de hoy es gris o indescifrable lo que sentía. Mi primo se equivocó al pintar un retrato tan rápido y no tener en cuenta la complejidad de ella, de sus sentimientos, anhelos, pensamientos, etc. Es ser humano es complicado.
El hombre le hace un retrato de piedra al hombre y luego se pregunta por qué es rígido su mundo; el que simplifica al hombre simplifica su universo. Cuando vemos al ser humano tal cual es, complejo, complicado, contradictorio, nuestro mundo se hace más interesante. Hacemos retratos de piedra porque no nos gusta la incertidumbre de un retrato a medio terminar, preferimos la seguridad de uno terminado, aunque equivocado, que el de uno incompleto, pero más cercano a la realidad.
“Una isla de magia y de temores, como lo son tal vez todos los hombres” Jorge Luis Borges
A mi hermano lo traicionó un amigo cercano. Como dicen popularmente, lo dejó en visto cuando estaba en una situación crítica y difícil en su vida. Mi hermano sintió el trago amargo de la deslealtad y, aunque lo negaba, pasó mucho tiempo herido y un poco resentido. Con la deslealtad que él sintió vino el distanciamiento, hasta el punto en que no se hablaron más. Mi hermano pintó un retrato de piedra de su amigo, con características y cualidades muy claras. Pero, ¿realmente ese retrato coincidía con la realidad? ¿Era fiel a la complejidad de su amigo? ¿Conocía él en profundidad el corazón de su amigo y porque hizo lo que hizo? No lo sabe porque nunca se lo preguntó, ¿quién sabe las razones, los verdaderos sentimientos, las circunstancias de su amigo? las posibilidades pueden ser infinitas. El ser humano es complicado.
Las personas se van descubriendo a nuestros ojos como un rompecabezas que se va armando lentamente: cada situación, cada acto, cada palabra dicha o no dicha, constituyen las piezas de ese rompecabezas; a medida que pasa el tiempo tenemos una mejor idea de quién es, de lo que se puede esperar de esa persona. Pero, a veces, construir ese rompecabezas puede tomar toda una vida. A veces estamos convencidos de que ya lo hemos armado, que ya está completo, cuando en realidad lo que vemos es una parte diminuta del rompecabezas total.
Somos como un libro mal escrito por nosotros mismos que luego es leído mal. Al final el que nos lee suele quedar con una percepción completamente diferente a lo que somos, sobre la cual se construyen conclusiones erróneas.
Dime ¿quién conoce la esencia de los seres, sus verdaderos motivos, sus razones? ¿quién conoce de verdad el corazón del hombre? Solo Dios. No hemos terminado de saber quiénes somos, qué queremos en realidad ¿y vamos a saber quiénes son y qué quieren los demás?
La enseñanza que nos deja Úrsula Iguarán es la siguiente: el ser humano es complicado, somos complicados. Y ¿quién sabe si hasta el retrato que ella hizo al final, aunque más cercano a la realidad, no era del todo preciso?
Por: Juan Sebastián Ruiz García
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