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Por Thorik
Existen, en nuestra linda sociedad, muchos cocteles letales de esos que hablan las propagandas de asomedios (las que al final terminan con una flautita muy juguetona). El más apaleado y apetecidos el de gasolina con alcohol. Pero hay otro igualmente letal: la salud y el dinero.
Por un lado están las Epe-eses, grandes para-monstruos hambrientos de presupuestos que funcionan bajo una dinámica empresarial o industrial y no tanto “sanitaria”. Para la muestra un botón con rigor mortis incluido: esta semana fue multada la EPS Cafésalud y su correspondiente IPS Cafi Kennedy con 1300 palos, para ver si se les quita la mala costumbre de dejar muertos en la acera y afear nuestra capital. Además de un cuadro sintomático fantasmagórico, el desafortunado señor Plazas sufría una deficiencia más grave: no tenía dinero. Por consiguiente el celador de la “institución” le negó la entrada con un argumento equivalente al patadón de un espartano, con sandalia ensangrentada y todo: “no se encuentra afiliado al ‘sistema’ (y después preguntan que por qué tanta saña contra el sistema)”. El curso de los acontecimientos nos lleva a pensar que estamos retrocediendo en nuestra forma de valorar la condición humana, por lo menos hasta la antigua Grecia. Cualquier ciudadano con desperfectos fisiológicos merece ser arrojado al abismo para satisfacción de la mayoría saludable y prestante.
Como dice Juliancito: que se vayan todos para Suecia donde la salud es gratis, o de lo contrario, que los pobres se dediquen a mambear coca o a ponerse infusiones anticancerígenas de caléndula, porque con la medicina tradicional se pone en riesgo el mercadito del mes.
Otro matiz importante del tema sanitario (tapao), son los propios médicos. Al ciudadano común y que come corriente, se le olvida que el doctor es un ser humano común y que come corriente, que le da miedo, se emberraca si el bus va muy lleno, le hace barra a su equipo, se quiere comprar un Ipod de 160 GB, etc. Tal vez los médicos no han acuñado tanto la frase como los policías pero podrían decirle: “¡A nosotros también nos da sed!”.
No espere que su cuadro de gripa sea el más importante del día. Un detalle bonito sería que los dotores imprimieran prescripciones categorizadas según la enfermedad, primero, para ver si es posible entender el nombre del medicamento sin pedirle ayuda al tipo bigotón de la droguería, y segundo, porque les ahorraría tiempo puesto que todos recetan los mismos medicamentos que las farmacéuticas les ordenan.
Pero eso es harina de otro costal… del que cocinaremos muchas galletitas próximamente.
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yo soy medico y veo la falta de humanidad y comercialización que hay en la salud, a las EPS Y IPS solo les importa el dinero, no se puede indicar le medicamento, los exámenes ni mucho menos referir al paciente con un especialista pues esto nos puede costar el puesto. El pensamiento de estas empresas es gastar lo menos posible y obtener el máximo de ganancia a si sea a costa de la vida del pueblo. si indicamos un examen estas empresas hacen lo posible para que el paciente no se lo tome ya sea por distancia o por oportunidad, por ejemplo en las ciudades intermedias como Chia y Zipaquira a los pacientes no les facilitan la toma de exámenes y a pesar que se toman en muchos laboratorios locales los envían hasta Bogotá. Un gerente decía: si los mandamos lejos nos ahorramos mas del 50% de los exámenes.
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Tampoco se puede generalizar. no se puede satanizar a TODAS las EPSs por la estupidez cometida por un celador. Un debate mas de fondo y menos de forma (como el que se plantea aca) es el de la cobertura del POS y el efecto que puede tener sobre los incentivos que tienen los medicos, por no recomendar lo que clinicamente si se deberia recomendar. Medio chistoso el texto y el matacho que colgaron para ilustrar el articulo… pero y ya.
Reluce eso si el caracter mamerto-hippie del escritor. Hagame el favor, a estas horas de la vida llamar a la empresa privada de salud “para-monstruos hambrientos de presupuestos”…. pfff.
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Dolor de dolores. Es la triste realidad
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excelente!!!
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