Se venden condones ligeramente usados
En la bandeja de entrada de mi correo electrónico tengo más de 1000 mensajes sin leer y no es porque haya tantas personas interesadas en decirme algo, sino porque yo no me pongo muy bravo cuando me envían basura virtual; y no siempre los leo, pero tampoco los borro porque me prometo que algún día lo haré; entonces soy un blanco perfecto para los «Fw:».
He recibido varias veces el correo de la cadena maldita con la que a uno le puede caer boñiga en la cabeza si no se lo reenvía a 50 contactos, la del niño de 4 años que recibirá un centavo de dólar para su operación por cada correo reenviado (ese lo vengo recibiendo hace 18 años pero el niño sigue teniendo 4), la de Bill Gates que está mamado con su fortuna y compartirá algunos centavitos con quienes la reenvíen, la de Apple, que enviará un computador por los correos, la que le dice al pobre destinatario que si no lo reenvía es porque no cree en Dios y él se pondrá muy bravo, varias de las que le enseñan a uno cómo prevenir las «nuevas» modalidades de robo y de paso actualizan a los ladrones en técnicas modernas, entre muchos otros Fw que sé que ustedes seguramente también han recibido y reenviado «por si acaso».
Obviamente todavía estoy esperando el cheque de Bill, el Mac, la noticia de que el niño se salvó, el popó de vaca en la cara (porque alguna vez se me pasó y no reenvié ese correo), el castigo de Dios por no hacerle forward a algunos de sus correos; y además, gracias a él no he sido víctima de los ladrones -por lo menos no en las modalidades de los correos que me llegan-
¿Y por qué no los borra? Se estarán preguntando. Pues yo me pregunté lo mismo este fin de semana y preferí revisarlos, que ver por quincuagésima vez Mi Pobre Angelito 2; y no me arrepiento porque me encontré con una maravilla de contenido que inspiró la construcción de esta columna.
El correo exponía una teoría sobre el talento de los chinos (los de la China, no los ‘pelaos’) para aprovechar las bondades del reciclaje y la reutilización de materiales para la fabricación de elementos que luego exportan.
Me encontré con que, según esa fidedigna fuente, algunos de los materiales eran condones usados y servían para hacer las moñas que se usan para recogerse el pelo largo y que aquí compramos como arroz (como arroz compran los chinos).
Me quedé pensando (de verdad, no es por chicanear) en que mezclar la ahorratividad china con la laboriosidad colombiana podría dar como resultado una emprendedora empresa de reciclaje de condones, pero con sede en Colombia, que además generaría varios empleos, que tanta falta hacen en el segundo país más feliz del mundo.
Tendría que haber un jefe de relaciones públicas que presente la empresa en círculos sociales para obtener donaciones de condones de alta alcurnia y así darle distinción a las moñas. Por ejemplo, con un condón de político en campaña se elaborarían moñas resistentes a las quemadas y serían muy prometedoras. Eso sí, habría que analizar una manera de que no resulten muy fastidiosas y que no se vuelvan escurridizas cuando ya hayan sido elegidas. Si la donación proviene de un político elegido, habría que hacer un buen control de calidad para que la moña no termine repartida en tajadas o tumbándonos (el pelo, claro).
Ahora bien, si la donación la hace la persona encargada de asignar el salario mínimo, la moña que se fabrique se podría estirar bastante. Si se trata de una donación de alguna de las personas que controlan los precios de la gasolina, podríamos fabricar una moña que se venda bien cara y decir que esto depende del precio internacional de los condones usados; porque cuando sube pues hay que tener el precio interno consecuentemente alto, y cuando baja, también hay que tener el precio interno alto para no generar falsas expectativas en el mercado de las moñas.
En el caso de recibir una donación de un propietario de EPS, la moña debe tener una etiqueta de contraindicaciones que diga: «en caso de alergia, dolor severo o muerte, formular ibuprofeno. NO REMITIR A ESPECIALISTA, y en caso de hacerlo, se debe dar la cita para varios meses después». Y si la donación proviene de un alto ejecutivo de Transmilenio, en la etiqueta de la moña se debe escribir algo que emule la mezcla entre las calcomanías y la realidad de este humano transporte: «advertencia: si se para en los peldaños puede morir; si muere, se lo advertimos, pero si no se para en los peldaños no podrá viajar con nosotros porque no hay más espacio». Esta emulación se la dejo a los creativos de la compañía.
Seguí soñando con esta prometedora empresa de condones usados y creo que necesitaríamos un jefe de compras que podría ir de motel en motel negociando el precio del usado con propietarios y administradores.
Por ejemplo, si la materia prima es con espermicida costaría menos porque el espermicida podría ser considerado un asesino de piojos (y generar horquilla), si es lubricado costaría un poco más porque la lubricación actuaría como acondicionador, si es ultra sensible, la moña que se fabrique se ofrecería para personas que ya tengan escalofrío y náuseas de tanto leer la palabra condones en este escrito; si es retardante se puede construir una moña para quienes hacen obras viales; si es estimulante también, a ver si despiertan. Espero inversionistas para arrancar con este negocio en franca zona.