Si eres una de esas personas que en cualquier momento le puedes pasar corriente a otra, no tienes de que preocuparte. A lo mejor estas sufriendo los síntomas normales de una prematura deshumanización. Y aunque esto suene fatídico, no es para alarmarse, pues es parte de un proceso normal que estamos viviendo en la actualidad en donde cada vez somos menos humanos en el buen sentido de la palabra. Es decir, gracias a los avances industriales y tecnológicos cada vez tenemos que hacer menos cosas propias de los mortales (como caminar) lo que hace de nuestras vidas más simples.
Ya no es necesario compenetrar ni tener química para conquistar a tu pareja. Gracias a herramientas como Facebook, Instagram y Whatsapp, basta con intercambiar unas cuantas fotos y unos cuantos mensajes cargados de emoticones para garantizar una buena conquista.
Compartir las experiencias del día a día en la mesa familiar ya no se considera necesario. Cada quien puede continuar conectado a su mundo con un ojo en el plato y con el otro en el celular sin necesidad de abandonar ¨la nube¨ para aterrizar en la realidad del hogar.
Y todo indica que la vida será cada vez más fácil. Según el Banco Mundial, en el 2015 el planeta tierra tendrá más celulares que personas. Los estudios señalan que para esta fecha habrá 9.000 millones de equipos para 7.500 millones de seres humanos. Con los autos pasa algo similar. A la fecha ya se cuenta con un carro por cada siete personas y con las tendencias de crecimiento mundiales, (China alcanza porcentajes de crecimiento de la producción automotriz hasta del 27.5% anuales) cada vez se irá emparejando más la proporción.
¿Preocupados? Por supuesto. Por eso consideramos prudente recurrir a una dosis de sarcasmo para encontrar en los lectores que pensaron que estábamos hablando en serio el reflejo de lo que nos está pasando.
Nos estamos comiendo el cuento de que dependemos de todas estas herramientas para vivir y el precio que estamos pagando es muy alto. La humanidad se sigue deshumanizando mientras nos llenamos de objetos sin alma que van alterando las funciones y actividades naturales del hombre. Si bien es mucho lo que han contribuido objetos como computadores, televisores, carros y celulares al desarrollo en general, el punto en cuestión es nuestro nivel de subordinación hacia ellos y la pregunta que nos debemos hacer es sobre lo que debe primar.
Pasa en el caso de las ciudades, son planeadas para los autos y no para las personas. Las ciudades deberían contar cada vez con más espacios públicos y zonas verdes para el disfrute de la gente, andenes para el tránsito de peatones y rutas para las bicicletas (que si tienen alma).
Por lo pronto hagamos el ejercicio de desconectarnos por un momento para entender nuestra vulnerabilidad a la falta del fluido eléctrico. Sobre todo aquellos que en más de una ocasión se han hecho la pregunta recurrente: ¿Cómo hacíamos antes sin celular?
Hoy los absurdos racionamientos de energía a los que estábamos sometidos hace unos años los colombianos podrían representar un sano alivio de esta diaria dependencia. Qué bien nos caería por unas horas un descanso forzoso del ruido de la televisión como tributo al silencio o a la lectura y la reflexión; sería la oportunidad para abrir las ventanas y respirar aire puro para quienes nunca apagan el aire acondicionado; para quienes viven cargados de electrostática, la oportunidad para salir a la calle a buscar un pedazo de grama para caminar con los pies descalzos y para quienes nunca hablan con sus seres queridos, para encontrarse y mirar hacia el oscuro techo para simplemente conversar.
Posdata- Corrimos el riesgo consciente de perder la atención de los lectores cuando constataran que este escrito no se refiere a la más grave y relevante deshumanización. La que padece nuestro país impávido después de tantos años de guerra.
Foto: tomada de Google
Twitter: @alfrecarbonell