A medida que se ha venido caldeando el ambiente político en el país, se han venido delimitando los temas de interés nacional llamados a acaparar la agenda del debate público. En este proceso natural en donde se va decantando la discusión y se definen las prioridades del territorio nacional, nuevamente la educación está llamado a ser el gran ausente.
Pues si bien definir el camino para alcanzar la paz es sin duda el tema del momento, esta circunstancia no debería desplazar completamente otros temas de una profunda importancia como lo es la educación.
Pero desafortunadamente la educación es un tema que no da muchos réditos electorales. Invertir en la cualificación de los maestros, mejorar los conocimientos cognitivos del estudiante, o reformar los modelos pedagógicos, no le da votos al político que prefiere invertir en obras tangibles para mostrar y tener una cinta para cortar.
Sin embargo, el único motor para lograr un desarrollo basado en verdaderas transformaciones estructurales es la educación.
En Finlandia, en donde según ha revelado el BID se imparte la mejor educación del mundo, los estudiantes toman un menor número de horas de clases que en los países desarrollados y obtienen los mejores resultados en las pruebas internacionales. De la misma manera, el 90% de los alumnos que completan los estudios primarios comienzan inmediatamente su educación superior.
¿Y cómo lo hacen?
Al llegar al colegio lo primero que debe hacer un niño en Finlandia es quitarse los zapatos y relajarse pues el modelo educativo se basa en el trabajo en equipo y no en la competencia. En vez de ejercer control haciendo pruebas nacionales anuales, se le brinda al estudiante una orientación continua enfatizando sus potenciales. La educación es gratuita y va desde la primera infancia hasta la Universidad pues a ninguna edad se corre el riesgo de quedar en un callejón sin salida. La formación profesional se basa en las competencias y es de tipo dual, es decir la mitad del tiempo se aprende la teoría en la Universidad y la otra mitad se aplica la práctica en la empresa.
Colombia no ha sido ajena al proceso de replantearse su modelo y ha comenzado a dar unos pasos silenciosos pero acertados en materia educativa. Con los programas de primera infancia, por fin se está trabajando en darle una educación integral y de calidad a esa etapa que va desde los 0 a los 5 años en donde se desarrollan todas las capacidades cognitivas y motrices determinantes para el desarrollo del ser humano. Está demostrado que los recursos con mayor retorno son los que se invierten en estos primeros años de vida que son los más importantes en el proceso de formación pues lo que se deja de hacer en esta etapa no se recupera jamás.
Igualmente, una buena señal ha sido la destinación del 10% de los recursos de regalías para ciencia, tecnología e innovación, pues como mejor se puede compensar a las regiones por la explotación de sus recursos naturales no renovables es con inversión en conocimiento, que es lo único perdurable.
En el terreno local, Barranquilla ha sido un modelo nacional en educación. Ha hecho un esfuerzo monumental por multiplicar los recursos destinados para la primera infancia y para brindar alimentación escolar gratuita a toda la primaria. En 5 años logró renovar toda la infraestructura escolar e impulsó programas claves como la gratuidad educativa, aulas digitales y bilingüismo. Con el programa La Universidad al Barrio los jóvenes más vulnerables de la ciudad muy cerca a sus hogares están recibiendo una formación técnica, pertinente y gratuita pues solo deben pagar el 25% de su formación cuando terminen y consigan trabajo.
Los resultados saltan a la vista. Mientras en el 2007 el 78% de las instituciones educativas oficiales se encontraban en bajo logro de acuerdo a las Pruebas Saber, para el 2012 el 73% se encontraban en alto logro. Hoy día, dentro los 5 primeros colegios públicos del país hay 2 de Barranquilla rompiendo de esa manera el paradigma de que hay que esperar una generación completa para poder ver los resultados.
Si bien es cierto que la educación también depende de la formación en principios y valores que solo se enseña en la casa, con padres bien educados se puede romper ese círculo vicioso. Y así como en muchos supuestos, la educación aparece como la raíz de gran parte de nuestros problemas.
Más allá de que existen buenas prácticas internacionales y locales que replicar que se podrían adaptar a los distintos contextos de la geografía nacional, el país tiene muchos desafíos sobre todo en la calidad de la educación, la implementación de la jornada única, la cualificación de sus docentes y en el acceso a la educación superior. Por eso es imperativo lograr el protagonismo de un tema tan trascendental en el debate nacional.
Lo señaló en una reciente entrevista Andres Oppenheimer «La educación es la clave del progreso económico en nuestros países, es la clave de la disminución de la pobreza, de la disminución de la brecha de desigualdad. Y, lamentablemente, estamos hablando de cualquier cosa, menos de la educación.»
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