Como es usual para esta época del año ya comenzaron a publicarse toda especie de rankings y balances de lo mejor y lo peor del 2013. Y antes de que quede sepultado bajo el alud de evaluaciones que traen estos cortes de cuentas, quiero llamar la atención sobre la reciente publicación de la revista Time de los mejores 25 inventos del año.
La novedad es que hasta el más avezado boticario se ha de quedar corto con lo que encuentra uno ahí. Pues para intranquilidad de los escépticos que pregonan el -ya todo está inventado- en esta variopinta bitácora encontramos desde los inventos más flojos hasta los más alucinantes.
En la categoría de los inventos que parecen sacados de una feria de ciencias de primaria, encontramos el Cronut, lo que parece ser un híbrido entre el croissant y el donut. Y aunque parezca babieca el descubrimiento, algún valor tendrá que esconder. Quién sabe si el excelso sabor cambiará el modelo del negocio del snack preferido de Homero Simpson o con el experimento habrá que revaluar las teorías genéticas de Mendel. Lo que sí es cierto es que parece haberse colado en el ranking al lado del Café Alcohólico, un invento que no parece prometer más que la mezcla perfecta para matar el guayabo.
En una segunda categoría, vale la pena mencionar algunos inventos que sin duda mejorarán ostensiblemente la calidad de vida de las personas. Ahí se destaca el Auto que se Conduce Solo, que surge como alternativa para quienes se les imposibilita manejar y promete salvar vidas con tantos locos al volante.
Igualmente encontramos las Argus II, unas gafas de gran utilidad pues le devuelven parcialmente la visión a quienes sufren de retinitis pigmentosa, una enfermedad que deriva en ceguera. En ese mismo escaño encontramos el Páncreas Artificial, un dispositivo que detecta los niveles de azúcar en la sangre y suministra las dosis necesarias de insulina tal como lo hace el verdadero páncreas, proporcionando una solución milagrosa para los millones en el mundo que sufren de diabetes tipo 1.
En la categoría de los inventos que nos dejan flipando en colores, encontramos el Rascacielos Invisible, una torre de 450m en Corea del Sur que con modestia desaparece por unas horas del día para permitir una vista despejada al infinito. Asimismo la Pastilla de la Contraseña, un medicamento que contiene un chip microscópico que se activa con los ácidos del estómago y emite una señal para ser detectada por el celular o el computador. Una dosis diaria promete ser suficiente para recordar las más complicadas contraseñas: una solución inspirada en los carceleros de los dibujos animados que literalmente se tragaban la llave.
Pero el galardón al invento más innovador se lo lleva la Memoria Artificial. Al mejor estilo de la película Inception los científicos de MIT con este experimento se aventuran a entrar al cerebro humano para eliminar las experiencias negativas. Más allá de una terapia efectiva para quienes sufren de depresiones, llegar hasta los confines de la mente para suprimir recuerdos plantea todo tipo de interrogantes y posibilidades.
Finalmente, en una categoría aparte está el Waterless Fracking. Un invento que promete zanjar de una vez por toda el debate sobre la exploración con el método de fractura hidráulica del gas esquisto. Con este desarrollo, la compañía Canadiense GasFrac al utilizar petróleo líquido en vez de agua para explorar los yacimientos, elimina el riesgo de contaminación al agua potable, lo que hoy tiene en entredicho a esta técnica por cuenta del daño ambiental que causa.
Las implicaciones de este invento pueden ser de marca mayor, pues Estados Unidos con luz verde para explotar este recurso natural se perfila como el primer productor de hidrocarburos en el mundo, con lo que se augura un cambio en la economía mundial y la geopolítica.
Twitter: @alfrecarbonell
Foto: Tomada de google