Pasada ya la resaca electoral, barrida la hojarasca de vieja publicidad y limpiada la taruya que se enreda cuando el río llega al mar, vale la pena hacer un balance de los resultados de nuestras elecciones locales. La votación histórica que obtuvo Alejandro Char manifiesta el alto nivel de satisfacción que tienen los barranquilleros con un modelo de gobierno que se inició hace 8 años. Modelo que pretende llevar a otras regiones del Caribe adonde como líder natural es el único capaz de unir a la Costa en torno al interés común. La elección de Alex también es un espaldarazo a Elsa Noguera quien como alcaldesa ha demostrado que combina una impresionante capacidad de ejecución con un gran corazón para lo social.
El triunfo de Eduardo Verano fue más cerrado de lo que se creía y su adverso resultado en Soledad y los municipios del sur del Atlántico, debe interpretarlos como una invitación para apostarle aún más al desarrollo de estos territorios que tanto lo necesitan. En todo caso, hay que reconocer el gran esfuerzo que hizo su rival aunque a fin de cuentas se impuso la seguridad de apostarle al candidato con más experiencia.
Es fundamental para nuestro desarrollo que se siga consolidando la llave Char-Verano que vimos en campaña durante sus mandatos. Está comprobado que cuando hay una alianza integral entre el sector público y privado, se disparan nuestros índices de desarrollo. Conviene además abordar los problemas más álgidos que nos aquejan con un alcance metropolitano. Los problemas de seguridad y de movilidad solo se pueden resolver con una visión que integre a todos los municipios del área metropolitana.
Hay gran expectativa también con lo que pueda pasar con Soledad pues por fin llegó una persona proba a la Alcaldía. Joao tiene una inmensa tarea y seguramente no será inferior a ese reto.
La nota disonante estuvo en la trashumancia de electores y la proliferación de la compra de votos. Aberraciones que atentan contra la democracia y prácticas que se han venido peligrosamente enquistando en nuestro sistema.
Muy bueno lo de Bogotá adonde escogieron a Peñalosa quien da catedra de urbanismo para librarse por fin de la más ineficiente izquierda. También se auguran buenas perspectivas para Cali adonde eligieron un gobernante con talante y trayectoria en el sector privado. Asimismo pinta bien la cosa en Medellín aunque allá la robustez institucional es tal que independientemente de quien sean los gobernantes las cosas funcionan.
La promisoria competencia de los dirigentes de las principales ciudades ilusionan pues cuando hay buena competencia, ganan los ciudadanos y gana el país. Los nuevos gobernantes del Atlántico tienen toda la experiencia y capacidad para explotar el gran potencial de desarrollo de nuestra región. La ciudadanía cada vez exige más y quienes entregan sus mandatos han dejado la vara alta. En manos de nuestros dirigentes dejamos depositadas nuestra esperanza para recuperar ese sitial que jamás hemos debido perder.
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