Basta con comprar un billete de lotería para poder fantasear con el premio y gastar hasta el último centavo en la mente. Es el primer instinto humano que comienza a revelar que inevitablemente lo que por agua viene por agua se va. Pero a pesar de la adversidad de las estadísticas, las loterías siguen siendo atractivas en todo el mundo. Semana tras semana, millones de personas juegan en todos los rincones del planeta aferrados a ser los elegidos para recibir el gran golpe de suerte que les cambiará el destino. En el caso de la célebre Powerball, ya es posible jugar desde Colombia por el jugoso premio mayor en dólares. La propuesta es una bomba, pues es una super lotería cuyo premio gordo viene además con el sueño americano incluido.
¿Pero realmente ganarse la lotería sí garantiza la felicidad?
La historia ha demostrado que la situación de las personas no siempre mejora tras ganar la lotería. Casos como el de Billy Harrell en Estados Unidos quien ganó 31 millones de dólares en el año 97 lo demuestran. El dinero también trae problemas y la presión de la gente por quedarse con algo de su plata lo llevó a perder sus amigos y separarse de su familia. El estrés que generó toda esta situación lo llevó a un extremo tal que se terminó suicidando. Asimismo, el también norteamericano Andy Whitakker después de ganar más de 300 millones de dólares terminó en la ruina. Comenzó a hacer donaciones desmedidas, despilfarró el dinero, fue robado varias veces y terminó con tantas deudas que tuvo que conseguir dos empleos para mantenerse. Encima su casa se incendió y terminó de perder lo poquito que le quedaba. Como en el cuento de la garra de mono de Allan Poe, el costo de alcanzar un sueño terminó siendo tan alto que se convirtió en desgracia.
Si bien esto son casos extremos, algo que le sucede a mucho de los afortunados ganadores de lotería es que se le acerca tanta gente por interés que se les hace imposible identificar a los verdaderos amigos. La plata en exceso sobre todo para quienes no están acostumbrados a manejarla viene inevitablemente acompañada de problemas. Hasta el punto en que existen Grupos de Apoyo para ganadores de lotería para ayudarlos a enfrentar sus problemas y en algunos casos superar la depresión.
Si bien está demostrado que el dinero no garantiza la felicidad, los recursos para que una persona resuelva sus necesidades básicas insatisfechas si contribuyen a mejorar sus niveles de felicidad. Sin embargo, para personas que ya han superado esa brecha, se ha demostrado que al recibir una considerable suma de dinero adicional no mejoran significativamente sus niveles de felicidad. Una de las teorías que mejor explica este fenómeno es la teoría de la caminadora hedónica. De acuerdo a esta tesis mucha gente queda atrapada en la carrera por poseer cada vez más, impulsada por la insatisfacción de adquirir siempre algo mejor. Pues siempre va a ver una casa más grande y un carro más moderno que comprar. Es así como la búsqueda de la felicidad se convierte en una condena a perseguir eternamente siempre algo nuevo y más difícil de alcanzar. Algunos dirán que los que se conforman con poco son menos infelices pues no sufren de este tipo de problemas pero ya esa es otra discusión.
En todo caso, lo que nadie puede hacer es presionar su propia suerte. Pues hay momentos en que vale más el premio seco que el premio gordo.
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