Esta frase ya es una de las clásicas de Los Simpsons y viene muy bien para empezar esta entrada pues dice mucho de lo que ahora viene pasando con los productos televisivos ( y una que otra película), que han empezado a echar mano de nuestros recuerdos más queridos para hacer remakes, secuelas, spin off y demás.
Por ejemplo, ver de nuevo a Scully y Mulder ha sido la dicha de muchos de sus fanáticos y no han sido los únicos que planean regresar. Si revisamos en detalle podemos ver que muchas las series reconocidas del pasado están siendo recicladas, manipulando un tanto el sentido de nostalgia de sus primarios televidentes. Hagamos un recuento por encima de lo que viene:
-Regreso de la comedia Tres por tres
– Regreso de la serie Gilmore Girls
– Nueva versión de MagGiver
– Regreso de Las Chicas Superpoderosas
– Nueva versión de Las Patoaventuras
– Nueva versión de Los cuentos de la cripta
La lista podría seguir, pero digamos que podríamos resumirla de esta manera: busque los programas favoritos de su niñez y ahora piénselos en una versión con todos sus personajes más viejos o modernizados.
No sé si está moda la tomarán en Colombia de ejemplo y veremos pronto una versión 2016 de Dejémonos de vainas, el legado de Ramoncito o Las nuevas aventuras de N.N. Solo el tiempo nos los dirá, por ahora solo se ha anunciado la nueva versión de la novela Azúcar, exitosa serie que RCN transmitió en 1989.
Se podría pensar que todo esta moda hace parte de un ciclo y que cada cierto tiempo veremos renacer productos que en su momento fueron relevantes como una nueva versión de Hannah Montana (¡?) en el 2030. Sin embargo creo que las décadas de los 80 y 90 serán incomparables.
No lo digo precisamente por la calidad de sus producciones sino porque la televisión tuvo un momento histórico que permitió la creación de ‘clásicos’ que ahora están siendo aprovechados (para bien o para mal) por los productores de contenidos que los quieren traer de vuelta. En estas décadas la televisión como medio de comunicación de masas tuvo su máxima penetración y se convirtió en parte fundamental de cada hogar.
Solo hasta 1979 llegó la televisión a color a Colombia y de ahí en adelante solo adelantos vinieron: transmisión vía satélite, entrada del TVCable y otros servicios de televisión paga, llegada de los canales privados, entre otros. Los anteriores factores a mi modo de ver permitieron una mayor fidelización de los televidentes hacia cierto tipo de productos televisivos pues no se contaba con una oferta diversa.
El anterior escenario, dada las nuevas tecnologías, es imposible ahora de replicar y por eso aquellos años siempre serán recordados como una época dorada de la televisión. Lo complejo del asunto es que las productoras están viendo en esta nostalgia una gran mina de oro y seguirán exprimiéndola hasta solo dejar bagazos de nuestros recuerdos.
Es una apuesta segura: un público fanático que poco le importa la calidad de lo que presentarán sino ver a sus ídolos del recuerdo. No por nada quien más está metida en este negocio es NETFLIX, quien sabe de primera mano el valor de darle gusto a sus suscriptores.
No importa la calidad ni la secuencialidad de la historia y en estas épocas de tanta competencia, mejor apostarle a productos con audiencia segura. Así piensan estas productoras y poco importa el televidente, aunque se crea lo contrario.
Y no me malinterpreten con todo lo dicho. No es que esté en desacuerdo con muchos de estos ‘regresos’. De hecho estaré como fiel seriéfilo atento apenas estén al aire. Sin embargo por ese mismo fervor preferiría quedarme con la añoranza en mi cabeza.
Hay cosas que es mejor dejarlas en nuestra memoria a riesgo de destrozar los más sagrados recuerdos televisivos.