Uno quisiera que se aclararan las acusaciones que se escuchan en contra del expresidente Uribe.
Si es verdad lo que dicen, el tipo es muy peligroso. Si no es verdad, creo que hay que mandar a la cárcel, por calumnia, a todos los que dicen que él, desde que estaba en la Gobernación de Antioquia, andaba en malos pasos. Es solo un ejemplo.
En varias universidades, en muchas partes del mundo, creen que es verdad lo que se dice de Álvaro Uribe. Él va a dar cátedra a los centros educativos, pero los estudiantes lo reciben con carteles que lo tildan de asesino, de paramilitar, de genocida, de narcotraficante etc., etc., etc. Apenas el mes pasado fue en la Universidad Libre, en Barranquilla.
Personalmente, sea cierto o no lo que se dice de él, no me gustaría, para nada, ser su alumno.
En las redes sociales tampoco lo quieren. Es posible que lo que se dice de él sea tan falso como la foto que encabeza este artículo, que ha circulado persistente en Facebook.
Puede que no sea cierto nada de lo que se dice de Uribe, porque ya van dos años sin él, y sin el DAS y, como dijo Hollman Morris, en el país siguen pasando cosas raras.
A Yidis Medina, por ejemplo, un juez dudoso la acaba de condenar a 32 años de prisión por un delito que, tal parece, ella no cometió. La sospechosa, desde la cárcel, pues está presa por otro delito -vender su voto para la reforma de la Constitución que permitió la reelección de Uribe, en el 2006-, se declaró inocente; dijo que además es víctima, y que aquello no es más que una muestra del poder del expresidente Uribe en su contra por hacer público el detalle de la reelección.
Si es verdad lo que dicen, cuando Uribe caiga, cae mucha gente con él, porque no puede ser que nadie, teniendo en cuenta la dimensión de las imputaciones que se hacen, se haya dado cuenta de todas sus jugarretas. Cuando digo «nadie», me refiero a los organismos del Estado. Por eso es muy probable que nada de lo que se dice de él sea cierto.
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