Veo con tristeza adolescentes gordas deslizarse con las nalgas embutidas en la pierna de un tipo que tiene cara de no saber quién es Cristóbal Colón. Veo tabernas llenas de mujeres teniendo sexo con ropa mientras emiten gritos de emoción. Veo concursos de chicas enérgicas que hacen lo que sea por ser «la más caliente de la noche».

¿La aparición del reguetón coincide con la manera rara de tener hijos a edades estúpidas de los humanos de hoy?

No digo que tener hijos sea malo. Digo que hay un momento y un lugar para cada cosa y tener hijos en la adolescencia es estar en el momento y en el lugar equivocado. Antes de los 18 en vez de andar multiplicándose como ratones todos deberíamos estar preparándonos para el Icfes.

El reguetón es un género musical relativamente nuevo que combina ruidos horribles con letras vulgares y mediocres interpretadas por voces pésimas. El reguetón es monótono, insípido, ruidoso y superficial. Todo es malo en el reguetón. Es algo que no debió pasarle a la humanidad. Bastante sufrimiento y dolor teníamos con Ricardo Arjona. Pero entre todo lo malo del reguetón hay algo muy malo: la apología al machismo, el hombre como aparato sexual diseñado exclusivamente para jugar y la mujer como su juguete favorito.

¿Por qué odiamos el reguetón? «Es una música sin sentido, grotesca, morbosa y vulgar, pero a la gente suele gustarle lo grotesco, lo morboso y lo vulgar». «Las líricas reguetoneras son exageradamente básicas como para satisfacer un cerebro medianamente desarrollado». «No lo odio, lo detesto». «Porque no entiendo la mitad de las palabras que usan en sus letras, aunque algo me indique que todo se refiere al sexo». «Porque el «bit, bit, bit» y el «pum, pum, pum» me aburren a los 32 segundos». «Porque desprecian a la mujer». «Porque todas las canciones son muy pobres, hablando artísticamente». «Eso del perreo, ¿eso qué es?»

Basta ingresar a una fiesta donde el anfitrión ponga reguetón para sentirse seriamente afectado, y no solo con el tun-tun de esa música nociva, sino con el espectáculo que suelen patrocinar algunas chicas que son materia prima de una cadena de prostitución musical. Los intérpretes del reguetón parten de la idea de que su público es un poco de gente sin criterio a quienes se les puede manipular con facilidad.

Me entristece saber que este artículo, dedicado a todas esas personas que les gusta el reguetón, no va a llegar a su destinatario, porque cada uno e ellos están ocupados metiéndole a su cerebro exageradas dosis de basura musical y enlistándose en las filas de los futuros simpatizantes de la imbecilidad y la ignorancia de este país.

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