Esperar… ¿a quién le gusta esperar? Curiosamente los que más odian esperar son los mismos que siempre llegan tarde. A la gente que llega tarde, ¿qué le pasa?

Hay un espécimen de gente que llega tarde, uno en especial, el más diabólico de todos: los que nunca llegan a tiempo. Y nunca es nunca. Éstos, además, no llegan tarde diez, o quince minutos, ellos llegan una y dos horas después de la hora de la cita. Qué malo.

He notado que, la gente que todo el tiempo llega tarde, los impuntuales crónicos, tienen a la mano siempre una justificación. Ellos son víctimas, a ellos les tocó ser así en esta vida sufrida y melancólica. A ellos no les pasa el bus, ni los taxis; cuando ellos tienen una cita siempre llueve, o se enferma quién sabe quién.

Contra los enfermos crónicos no hay nada que hacer, tal vez no contratarlos en un empleo, suspenderlos del colegio, ponerles cero en la universidad; no pactar con ellos para ser menos infeliz. Para escribir menos cosas como esta.

Hay otro tipo de personas que viven postergándolo todo, que tienen mentirosamente bajo control su tiempo cuando en realidad son víctimas de su propio reloj. Ellos nunca tienen tiempo libre.

Hay otro grupo de gente que llega tarde, los que llegan tarde solo cuando la cita es en la mañana; a los que no les gusta madrugar. Los perezosos. De éstos también pienso que son desordenados y egoístas; lentos, además . Una buena parte de ellos tiene malos hábitos, ve películas hasta tarde o se la pasan de fiesta en fiesta, por lo que su cerebro permanece cansado y no responde a las alarmas de la vida real.

Entre los impuntuales están los sinvergüenzas y los relajados. Los primeros todo el tiempo están a las carreras, y cuando llegan, saludan, y preguntan “¿qué?”, cuando uno los mira con cara de revólver. Los segundos caminan despacio, llegan despacio, entran, se sientan o saludan despacio y esbozan una sonrisa. Hay que contar hasta diez.

Dicen que la puntualidad empieza desde la niñez, que es un hábito que se siembra en la casa, con la familia, y que no requiere de mayor esfuerzo. Yo me pregunto, ¿dónde nace la impuntualidad? Me respondo: en la casa, con la familia. Entonces, la gente impuntual, ¿por qué tiene hijos?

Una de las causas de la impuntualidad es la falta de atención. La gente que anda en las nubes tiene siempre dudas de si es a una hora u otra que los han citado. Entonces eligen la segunda opción.

Puede que me equivoque, pero me da por creer que la gente impuntual es desordenada. Son inseguros. Dado que siempre tienen una justificación a su retraso, creen que son perseguidos por la gente puntual. Ellos ignoran del todo lo que está sintiendo la otra persona, no son capaces de entender lo molesto que llega a ser y, cuando no se ahogan en un vaso de agua (ellos, los puntuales), casi siempre exageran.

Personalmente, la gente impuntual me tiene mamado. Que me citen a la una cuando la reunión empieza a la una y media, porque como todo el mundo siempre llega tarde, es, para mí, una total grosería. Estoy mamado de esperar. Lo bueno es que siempre llevo conmigo un libro. Lo malo, que a veces no puedo disimular mi enojo.

 

En Twitter: @Vuelodeverdad