Influenciadas por los grupos que promueven una nueva manera de entender a la mujer, algunas personas han comenzado a pensar de un modo diferente. Ciertas mujeres no consienten la idea de que solo sirven para la cocina y por eso desconfían de los hombres que piensan así. Si un hombre las quiere enamorar, este debe tener, más que presencia y plata, una mente abierta.

Uno de los motivos que generan en el hombre la violencia hacia la mujer son los celos. El hombre es posesivo y manipulador y entre sus sospechas cotidianas está la de que su esposa le es infiel. Al parecer el licor acrecienta esta conducta y la mujer, cada vez que su pareja se embriaga, tiene que soportar los insultos, las violaciones y los golpes. A alguien se le ocurrió un día atacar a su esposa con ácido y los casos de esta perversa forma de agredir a la mujer se han venido multiplicando.

En la música se advierte claramente el machismo del que estamos enfermos los hombres y las mujeres en esta época tan calurosa. El reguetón, por ejemplo, concibe a la mujer como un aparato sexual desde un punto de vista dominante, machista y perverso. Además es monótono y repetitivo, y su ritmo está diseñado para que el hombre baile con la mujer como si estuvieran teniendo sexo. El reguetón nos ha hecho ver el modo más espantoso de disfrutar la música. El reguetón maltrata a la mujer, la menosprecia, la hace ver como un juguete sexual para el uso de hombres nefastos y maleducados.

Por otra parte, el cuerpo semidesnudo de mujeres despampanantes es el foco de una publicidad. La mujer se convierte en un objeto sexual que de manera inconsciente genera buenos resultados para los productos que se ofertan por televisión. ¿Cuántas latas de Axe se venden gracias al imaginario de que este producto contiene una sustancia que atrae mujeres como las del comercial? ¿Cuantas cervezas se venden gracias al impacto que en el subconsciente crean las Chicas Águila? ¿Cuántos programas de televisión usan mujeres para ganar espectadores? ¿Cuánto tiempo debe pasar para que la mujer deje de ser usada para atraer consumidores?

En muchas casas aún se piensa que ciertos oficios cotidianos están reservados únicamente a la mujer. El hombre debe destacar su hombría y por eso no suele involucrarse en las labores del hogar. A la luz del siglo XXI los intentos por superar este fenómeno han fracasado y las personas seguimos pensando mal. Es verdad que las mujeres han venido ganado terreno en lo que tiene que ver con sus derechos, pero no es suficiente. Los casos aberrantes se siguen presentando y la mujer sigue siendo la víctima en este circo de abusivos.

Nada más en Colombia, hasta hace unos años la mujer pudo ejercer su derecho al voto. En este país nunca ha pisado la presidencia una mujer. La exclusión de la mujer en acontecimientos políticos y sociales es un mal ejemplo para nuestros hijos. En este tiempo ya deberíamos haber acabado semejante equivocación y la mujer debería ser valorada y respetada. En lo laboral la falta de oportunidades también reflejan la ventaja que el hombre tiene sobre la mujer. La mujer ha sido aislada y para ocupar un puesto se las tiene que ver con un sinnúmero de procesos exagerados.

En lo comportamental el hombre también goza de una libertad un poco cínica. Si él tiene una relación con tres mujeres es un tigre, un macho. En el caso de la mujer, si ella tiene un amante es, en definitiva, una perra. Parece que la infidelidad es más tolerable cuando el protagonista es el hombre. No se puede decir que todos los hombres son machistas, por supuesto que hay excepciones. En algunas situaciones se advierte el respeto y el amor del hombre hacia la mujer. Son relaciones maduras donde la mujer tiene los mismos derechos del hombre. Donde pegarle a una mujer resulta particularmente loco. Donde la mujer goza de la libertad y de la felicidad que por efecto todas deberían gozar.

No hay nada peor que soportar los berrinches de un hombre machista y controlador, por eso lo mejor es ponerle fin a la situación. La mujer debe darse su lugar y alejarse del hombre violento. Si es necesario, debe buscar ayuda, porque algunos no toleran que su pareja los abandone y se desquitan maltratándolas mientras las asechan en la estación del bus o arrojándoles ácido en la cara cuando ellas van al mercado.

 

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