«No se parece en nada al libro», «no es fiel a la historia original», «en el libro esto no pasaba», «el libro es mil veces mejor» son algunas de las frases recurrentes cuando las personas terminan de ver películas basadas en libros. Debo confesarles que estoy harto de escucharlas y aquí les va mi postura.

El cine se concibe de muchas maneras, cada quien tiene su opinión y la aplica a su vida como quiera. Pero lo que sí es cierto es que no puede gustarle a todo el mundo, y son pocos los que tienen la disponibilidad de apreciarlo (ojo, no es lo mismo disponibilidad que capacidad). Tiene muchas variaciones y algunas veces es tan ambiguo que resulta confuso, cosa que no le quita lo bello. El cine es un universo, cada cosa se pone en su lugar porque se siente y se necesita así.

Por otro lado, los libros son un universo aparte, completamente distinto. Expresan infinidad de detalles y son mucho más específicos, y eso no quiere decir que esté mal, porque es otra construcción. Nadie puede argumentar que es lo mismo leer un libro a ver una película.

Entonces es aquí cuando yo me pregunto cómo dos universos podrían ser iguales. Debemos ser más cuidadosos a la hora de interpretar los conceptos. Las películas suelen ser adaptaciones de libros, mas no son réplicas, si lo fuesen todos los argumentos del principio serían válidos, pero al ser adaptaciones su naturaleza es cambiante, porque es la interpretación de un individuo acerca de un universo trasladada a otro universo distinto. Es más, se puede tomar lo más mínimo de un libro y construir lo audiovisual partir de ahí, no parece haber problema alguno con eso.

El hecho de entender una película como una copia de un libro es algo descabellado, si pensamos además que de ser así sería una película demasiado larga. Hay cosas que solo el cine puede expresar, y lo mismo sucede con los libros. Ninguno es mejor que otro, son espacios para disfrutarlos de formas distintas y no deberían ser comparados, aunque constantemente se haga.

Si tanto les molesta que las películas no sean copias de sus libros por dedíquense entonces solo a leer, enfóquense en ese único universo, porque ni ayer, ni hoy, ni mañana, ni nunca encontrarán lo que buscan. El resto puede, entonces, dedicarse a disfrutar de ambas cosas, por separado.