‘La ciudad más fría’, novela gráfica de Antony Johnston le da vida a Atomic Blonde, o Atómica, historia que cuenta la trayectoria de Lorraine Broughton (Charlize Theron), una espía del MI6 que es contratada para hallar una lista que contiene los nombres de agentes encubiertos al este de Berlín. Una Berlín, hay que decirlo, situada en el ’89 junto al contexto de la caída del Muro.
Lo que más me gusta de Atómica es el tratado musical y de la imagen. Si bien hemos visto últimamente la tendencia cinematográfica de repensar y reusar clásicos del rock y el pop de los 80’s en películas y series de todo tipo, creo que el film en sí se gana su lugar y lo hace de forma exquisita. La fotografía es un deleite a los ojos. Variedades de azules, púrpuras y rojos refuerzan ese toque ochentero que encaja perfecto con el contexto que propone.
Charlize Theron es el alma de todo. No voy a decir que sin ella no funcionaría, pero sí debo decir que su personaje está muy bien cuidado. Cabe resaltar que Theron se entrenó por varios meses para que la grabación de las escenas de acción se hiciera sin dobles. Y si me preguntan, los planos sin cortes lo exigían así y de otra manera no tuviesen ese ingrediente que los hace fuertes. Ahora bien, es momento de hablar del plano secuencia (falso) de aproximadamente 8 minutos que vemos hacia la mitad de la película. El recurso del silencio en este plano funciona dentro de la idea de enfocar la atención del espectador en los golpes, golpes que se ven más reales que nunca y duelen mucho más que cualquier otra cosa. Adicionalmente, la cámara lenta en ocasiones, debe decirse, es un plus tan comercial como bello. Para mí, es la mejor escena (junto a la final) de toda la película.
No deja de ser una producción taquillera de acción, con un guion algo débil y una historia que a fin de cuentas no nos dice mucho. El recurso del flashback creo que pudo haberse aprovechado mejor, o quizás apelar a otro. Pero la salvación está en la propuesta musical, fotográfica y en la actuación de una de las grandes de Hollywood. Sin dejar de lado a James McAvoy, que desde Fragmentado* no hace más que sorprenderme, y la preciosa y sensual Sophia Boutella.
Atómica es una peripecia eterna que está cuidada, y si bien no nos aporta una historia tan sorprendente ni bien dividida, atrapa por otra cantidad de elementos que construyen y pincelan una imagen que place ver.
6 claquetazos de 10.
*En cartelera: Fragmentado, lo intenta pero no lo logra del todo.