Irreverente, descarada y sobre todo directa. Juan Pablo Salazar y Álvaro Perea dirigen esta nueva cinta que llega el 1 de marzo a las salas del país.
Estamos hablando de una película que no se puede etiquetar. Que rompe todos los esquemas y no le hace caso a nada ni a nadie. Una selfie con Timochenko es un documental, pero también comedia, en un punto es un musical y al minuto es una animación.
La historia es una película dentro de una película. Se centra en Juan Pablo Salazar, un activista por los derechos de los discapacitados en el país, quien además es el creador de la campaña «Remángate». Juan Pablo quiere conquistar a la modelo, actriz y presentadora Natalia Durán (quién se interpreta a ella misma), y juntos emprenden un viaje a Ruanda para conocer y documentar el proceso de reconciliación que se ha dado en ese país y tomarlo como ejemplo para traer ese conocimiento a Colombia.
La película tiene momentos cumbres, momentos en los que se aguan los ojos y lanza perlas de conocimiento que callan a más de uno. Hace uso del humor negro para tratar un tema tan delicado como la guerra. Podría parecer que cruza la línea del irrespeto, pero personalmente aplaudo la intención de contar temas así de una forma diferente. Nos dice que no hace falta una corbata y un traje de paño para hablar de paz, hace hincapié en lo «farandulero» que quizás fue el evento de la firma de la paz en Cartagena, pero también lo especial y significativo que para algunos pudo ser.
Incluye a todos, hombres, mujeres, niños, niñas, ancianos, discapacitados. Mejor dicho, a todos y todas. Nos muestra las caras de ese pueblo, las caras del odio y de la miseria. Las caras de los burócratas y de los que ven todo por debajo de sus hombros. Opinión pública que en ocasiones se piensa pero no se hace sentir.
También nos sumerge en el mundo del cine y de las grabaciones audiovisuales. Muestra un poco cómo funciona el detrás de cámaras, lo que se vive, la doble moral que hay en él. Tampoco se salvan los medios, ya que nos muestra la manipulación de la información, las palabras como herramienta de maniobra. Es como si después de sus casi dos horas no dejara cabo suelto ni herida sin raspar. Como dicen por ahí, no deja títere con cabeza.
Es una película difícil de digerir, se instala en muchas emociones, juega con ellas y con el espectador. Tiene muchos matices y creo, al igual que sus directores, que no se le puede juzgar por su título.
Anímese, haga parte de, no se quede con lo que ha leído aquí, no se quede con lo que ve en las noticias, no se conforme con lo que le dice el amigo político, no se conforme con el video de las redes sociales. Sea usted mismo el que cree la paz desde lo que haya vivido, desde lo que sepa. Y para saber hay que indagar, y hay que ver las dos caras de la moneda, y entender que a veces pueden ser más de dos. Anímese, tómese una selfie con Timochenko.
7 claquetazos de 10.
En caso de haber quedado interesado en la película, La Claqueta tiene disponibles 10 entradas dobles para un pre-estreno este sábado en el centro comercial San Martín en la ciudad de Bogotá. Si desean tener una de estas 10 entradas, lo único que deben hacer es compartir este post en Facebook. Los diez primeros, tendrán sus entradas.