Marcela Benjumea interpreta a Amalia en la segunda película del director Andrés Burgos: Amalia, la secretaria.
Amalia es la secretaria amargada y áspera que muchos han tenido, tiene todo bajo control casi llegando a ser psicorígida. Con una vida rutinaria y sin mucho por hacer, debe enfrentar una propuesta inmoral por parte de su jefe. Y además, la llegada de Lázaro (Enrique Carriazo), un técnico que le pondrá no solo su trabajo, sino su vida en desorden.
Esta película transita el género de la comedia con ritmo propio. Está muy bien pensada en el sentido en que no recurre a la sobreactuación para hacer reír, sino que le apunta justamente a lo contrario, a la sutileza y a personajes contenidos.
Andrés Burgos construye desde el guion a personajes bastante particulares pero que ya hemos visto antes, y que si bien son cotidianos, representan un arquetipo desde la comedia. Ahora, el peso de estos personajes no podría ser tomado por nadie más que por semejantes actores como Marcela Benjumea y Enrique Carriazo. El elenco lo complementan actores que en sus apariciones, por muy cortas que sean, llegan para darle giros a la historia y sobre todo risas al espectador. Aquí cabe mencionar a Ana María Arango (la mamá de Amalia), Carolina López (la profesora de yoga), Patricia Tamayo (la amiga de Amalia) y Fabio Rubiano (el profesor de baile).
La historia es bastante sencilla, nos sitúa en una rutina con la que seguramente muchos se identificarán, y esa es la clave del humor. Aunque por otro lado, debo decir que el trabajo de la imagen es bastante mesurado. No está muy bien cuidado. Incluso puede llegar a verse como una propuesta televisiva. Y es que Andrés Burgos marcó un precedente y un referente visual en ‘Sofía y el terco’, su ópera prima.
Sin embargo, la película como historia es controlada, podría decir que es inteligente y que logra su cometido. Está repleta de situaciones divertidas que sacan a los personajes de sus zonas de confort.
Me alegra ver a directores colombianos arriesgándose a dejar de lado la comedia obvia y construyendo un poco más, desde los personajes, historias que aunque sean convencionales, son entretenidas, tienen corazón y logran convencer.
6 claquetazos de 10.