Fotografía de Aldo Damazzo

Cuba, años 90, mar lleno de tabaco y pobreza, calles desoladas y llenas de hambre, problemas que renacen todos los días y un poco de ron para bailar al son de un buen bolero. Con esta imagen se abre el telón de Candelaria, la nueva apuesta del director chocoano Jhonny Hendrix Hinestroza.

Candelaria (Verónica Lymm), una mujer de 64 años, vive con su esposo Víctor Hugo (Alden Knight). La vida para ambos transcurre con monotonía y dejadez, hasta que la mujer se encuentra una cámara de video Hi8, lo que hace que sus días tomen rumbos diferentes.

Es un guion encantador, lleno de retórica, desenvuelve a los personajes a paso lento, con cautela y precaución. Los arrulla en medio de lo cotidiano y los pone en un lugar en el que es imposible no sentirse identificado.

La imagen de esta cinta es magnífica, no se vale de exageraciones. Retrata Cuba con sutileza, sin pretensión y con sinceridad. La cámara es un espectador más que teje a los personajes entre las paredes, propone una óptica cercana, que nos deja ver y entrever. Una inmersión a la estética del VHS que contrasta de maravilla.

Utiliza cada recurso que aparece en pantalla, la música por supuesto encaja a la perfección con la historia y el espacio, pero son ellos, los dos personajes, quienes la cargan en sus hombros para complacernos, para que contemplemos cómo es que se oye el amor. Las actuaciones son perfectas, Verónica Lymm es sencillamente fantástica, nos hace reír y llorar desde el alma. Un tesoro de personaje.

Esta cinta atraviesa muchos paralelos, no se sabe si es tristeza o ternura, es ambigua en ocasiones pero directa cuando debe serlo. Plantea unas situaciones románticas que permiten que los personajes crezcan, que recuerden y que revivan. Y nosotros revivimos junto a ellos. El concepto de amor toma otro sentido, transmuta y evoluciona, lo envía a otra dimensión. Eso es precisamente lo que hace esta película, mostrarnos sin ningún esfuerzo alguno todas las dimensiones del amor. Sin ser cursi ni cliché. Hasta pareciera que no hemos visto algo así antes, y si bien se puede referenciar de ‘Amour’ de Michael Haneke, Candelaria es otra historia, es otra apuesta, es otro mundo.

Jhonny Hendrix dirige con madurez y experticia cada trozo de Candelaria, es una historia que place ver, que reconforta. Nos invita a dejarnos llenar la mente y el cuerpo de amor, música y pasión. Y no se imaginan qué bien se siente.

En cartelera a partir del próximo 23 de agosto.

10 claquetazos de 10.