Chismes de pasillo, amores clandestinos, envidia, sexo, corrupción y un asesinato por resolver: eso es ‘Élite’, la nueva apuesta española de Netflix, que nos reconfirma que conoce a la audiencia mejor que ningún otro.
Somos conscientes de que la historia no es nada que no se haya contado antes, si vamos a lo más reciente tenemos a ‘13 reasons why’, un asesinato que ocurre en un instituto y que además conocemos desde el primer capítulo. Al desarrollarse la historia y al descubrir la verdad salen otras mil verdades a la luz: es una estrategia sencilla y clásica que se repite.
El guion tiene varias falencias, pero la principal es que como espectadores nos podemos anticipar a los diálogos de los personajes. Eso aleja los toques de ingenio que propone la historia. Por otro lado, tiene unos destellos inesperados que probablemente nos dejarán pensando.
La actuación está muy bien, la naturalidad y entrega de los actores es un gran punto a favor. Y sería pecado no resaltar a ‘María Pedraza’ (Marina) y a ‘Ester Expósito’ (Carla), las mejores en toda la serie.
Su fotografía deja un sinsabor, al ser tan sobreexpuesta lanza unos tintes de futurismo que se contrarían un poco con el contexto. El uso recurrente de drones se vuelve en últimas necesario para que la belleza del lugar tome protagonismo. La cámara es sutil, no se mueve demasiado y eso le da una pulcritud, que es clave. Propone varias escenas en cámara lenta que cambian el canal a Matrix o Terminator. Sin embargo, una de las pocas que funciona aparece en el último capítulo que protagonizan María y Nano, y en mi opinión, de las mejores escenas en toda la serie.
La banda sonora es perfecta, entra cuando debe y como debe. Desde Rosalía hasta Malt Maltese, se cuelan para iluminar de forma redonda cada momento de la historia.
Élite no es una de las mejores series que se hayan hecho, pero sí se presenta como un espejo, ahí radica su éxito. No es más que un reciclaje de todos los problemas que afectan a nuestra generación. Bien sabemos que, hoy por hoy, los problemas de un adolescente no son los mismos que los de hace unos años atrás. Y justamente esa facilidad de identificación es lo que la hace tan empática.
‘Élite’ es una serie entretenida y fácil de consumir; que sabe cómo venderse, qué contar y qué no para tener al público ahí, atento, queriendo ver un poco más. Por supuesto que emociona, pero por otro lado, a veces también decepciona.
6 claquetazos de 10.