La Favorita es un mundo paralelo construido para el deleite de los espectadores. Y, si bien no se aleja de la realidad, la rediseña para hacerla más atractiva.
Estamos ante el tercer largometraje del director griego Yorgos Lanthimos, el cual se ha catalogado como el favorito para ganar el premio a Mejor Película otorgado por La Academia.
La Favorita retrata una Inglaterra del Siglo XVIII que vive una guerra contra Francia. Sitúa a tres personajes claves: Anne, la reina. Lady Marlborough, su amiga, consejera y más fiel súbdita. Y Abigail, prima de Lady Marlborough quien llega a ganarse la confianza de la reina.
Lo que eleva la película a otro nivel es su capacidad de salir del ya reconocido argumento de una forastera que entra como espía y roba información. La Favorita va más allá, porque plantea una relación bizarra, excitante y misteriosa entre tres mujeres con tres objetivos diferentes, pero que tal vez puede ser el mismo: reconocimiento.
Olivia Colman plasma de maravilla y con una dosis precisa de humor, a una reina inmadura y destruida que tiene un país heredado a sus espaldas. Rachel Weisz, por el contrario, representa la sutileza y la clase. Es ese personaje que aún derrotado en el suelo, respira elegancia. Y luego Emma Stone, quien se queda un poco corta ante semejantes monstruos actorales, pero que da con una Abigail llena de ambición y dispuesta a ser lo que sea por ser la favorita de la reina.
La fotografía, al igual que la historia misma, es sugerente, siembra intriga, no cuenta todo por sí misma, plantea interrogantes. A lo largo de la cinta vemos una división clara entre la imagen regular y una imagen alargada que se asemeja a un ojo de pez. De igual forma, plantea unos movimientos drásticos de cámara que rompen con esa calma que ofrece la película en un principio. Esto, podría ser una referencia directa a Kubrick o tal vez apelar a un tercer ojo que todo lo ve, o quizás es una manera disruptiva de contar a través de la imagen.
Es una fotografía barroca, que maneja un claroscuro muy interesante en términos de forma, pero también de personajes. Una luz que incide de manera directa en la psicología de los mismos y deja al aire una postura sobre su estatus.
La banda sonora atrae junto a la imagen, la complementa y le da un ritmo que es distinto a este tipo de historias, la hace comestible, cómica, astuta. El vestuario habla por sí mismo: es extravagante y hace justicia a lo pintoresco de la época. Y remata con una dirección de arte atmosférica que resalta y vive como un personaje propio.
La Favorita es, sin duda alguna, una alegoría perfecta, atractiva y placentera del poder, la ambición y las clases sociales.
La cinta consigue 10 nominaciones a los Premios Oscar, entre ellas, mejor director, mejor actriz principal, mejor actriz de reparto, y por supuesto, mejor película.