Imagen: Cortesía de Fox Searchlight

Esa es quizás la frase más memorable de Jojo Rabbit, la última película de Taika Waititi y una comedia más que negra.

La cinta se arriesga a la complicada —y quizás desagradable— temática del Holocausto. No podíamos esperar menos de su director, a quien hemos visto en Thor: Ragnarok y What We Do In The Shadows.

Un infante (Jojo Rabbit), para el que su mayor deseo es convertirse en un gran combatiente nazi, descubre que su madre oculta a una chica judía en su habitación. Es ahí cuando Jojo recurre a su amigo imaginario, Adolf Hitler (interpretado por Taika Waititi), para que lo asista en esta nueva misión que parece imposible: no simpatizar con su nueva enemiga.

La historia transita con total naturalidad por los bordes del humor ácido y la sátira explosiva. Es ese tipo de película que hace sentir mal al espectador tras cada carcajada. Se hace, a cada minuto que avanza, una comedia más inteligente.

La música se encuentra perfectamente con la imagen, prometiendo un ya visto pero muy efectivo recurso de distopía, que resulta ser bastante preciso.

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Imagen: Cortesía de Fox Searchlight

El éxito de la cinta cae, en gran parte, sobre los hombros de esta joven promesa de la actuación. Un personaje difícil de interpretar: hipnótico, carismático pero introvertido. Ganador en la categoría ‘Mejor intérprete joven’ en los Critics’ Choice Awards y un poco olvidado en la carrera a los Óscar, pero no cabe duda que dará sorpresas más adelante.

Por su parte, Waititi nos sacude la mente en 1/3 de la película interpretando a Adolf Hitler, quien es efectivo casi siempre, pues alcanza a rozar el límite de la pretensión y justo ahí se convierte en ese personaje que no queremos volver a ver.

Vemos finalmente a una Scarlett Johansson (interpretando a la madre de Jojo) tranquila y no muy destacable, salvo una escena en particular en la cual juega con dos personajes a la vez; y por otro lado, a un Sam Rockwell (Capitán Klenzendorf) sobresaliente y agudo, que además tiene un personaje con varios matices dentro de la historia.

Jojo Rabbit es una historia intrépida e imposible de encasillar, es emotiva, cómica, cruda y audaz. En lo personal, reí, me emocioné, tuve tiempo de reflexionar y también de disfrutar.

Por momentos me recuerda, de la mejor manera posible, a la sobrevalorada La vida es bella, porque termina siendo eso: un manual contemporáneo para sobrevivir a la guerra, contado esta vez a través de los ojos de un niño de 10 años cegado por el nacionalismo. Algo que, sinceramente, no dista mucho de la realidad colombiana.

8 claquetazos de 10. 

Fecha de estreno: 16 de enero