No me caen gordos los gays ni las lesbianas, tampoco los cristianos o los godos. Los que sí me caen mal son los políticos aprovechados.
Los candidatos para las próximas elecciones en Colombia comenzaron su carrera temprano. Aún falta un año y desde ya se ven claros los opcionados, los que se están metiendo a la fuerza y los quemados. Pero de todos hay una candidata que me llama la atención por lo astuto de su estrategia política: La dra. Claudia López.
De manera inteligente Claudia López -o la doctora alaridos como cariñosamente la llamo- ideó un eficaz método para medir su intención de voto e inflar sus cifras como candidata a la presidencia. Con el #ReferendoAnticorrupción la doctora mata dos pájaros de un solo tiro: primero puede calcular cuánta gente podría movilizar, medir su apoyo ciudadano y tener una clara idea de cuántas personas votarían por ella en una campaña a la presidencia. Pero por el otro lado, al tomar un tema tan popular como el de la corrupción en un momento como el del posconflicto, la doctora logra movilizar más gente que la que realmente votaría por ella. Preguntarle a la gente que si no quiere más corrupción es como preguntarle a un niño si no quiere tener un perrito en la casa, y eso es populismo. Pero un populismo bonito, bien maquillado, de ese que le gusta a Pirry.
Es innegable que los tiempos han cambiado. Los millennials, esa misma generación que nos ha vendido el marketing como “la generación que cambiará al mundo”, es una generación inocente y dada a creer en cuentos chinos, algo así como los nuevos hippies. Para esta generación el mundo cambia tan solo con cambiar un figurín, y son de los que piensan que Obama convirtió a EE.UU. en un gran Disney World y que Santos es la paz de Colombia.
Pero así como las personas han cambiado también han cambiado las estrategias de los políticos. Buscando el voto de opinión adoptan posturas de moda y las difunden por sus redes sociales para llamar la atención de cuanto incauto busca demostrar su superioridad moral uniéndose a una causa que le permita sentir que está cambiando el mundo sin hacer nada. Ahí tenemos a Petro autodenominándose “animalista” por adoptar un perro callejero que luego mandó a morir de hambre a Ciudad Bolívar, o sacando pecho por cerrar la plaza de toros mientras ignora las galleras de Bosa donde apuestan peleas de perros, gatos, cangrejos de berraquillo y más. Y no olvidemos a la doctora López, que no contenta con salir hasta dos veces por semana en hora 20 (muchas veces en un horario en el que debería estar trabajando), se dedica a lanzar amenazas e injurias de todo tipo a los candidatos que no le gustan desde su cuenta de Twitter. Recordemos que más que denunciar, ella lo hace por llamar la atención, por armar camorra y tratar de ser trending topic una vez más. Es que eso puede ser adictivo.
Yo le digo NO a Claudia López, no por ser gay o por ser mujer, y tampoco se lo digo porque crea que este país va bien como va hasta ahora. Realmente creo que el país debe cambiar de rumbo, pero a Claudia López le digo NO por populista y aprovechada. Uno ya está muy viejo como para caer en esos jueguitos mediáticos para atrapar bobos, y para salir a votar no me guío por Twitter sino por programas y propuestas. A la doctora ya la obligaron a retractarse una vez por gritar sus calumnias en la radio, y ahora espero que alguien le ponga control a la cantidad de spam que hace por esa red social.
Ojalá salga un candidato que la obligue a debatir y a argumentar a ver si al fin conocemos algo de lo que propone, aparte de su consulta anticorrupción, que no es más que el mismo estatuto anticorrupción que ya existe desde hace años en Colombia, solo que bonito y bien maquillado. Así como le gusta a Pirry.
@JorgitoMacumba