“Se acabó el año y no hicimos nada” decía Juan José muy serio destapando un Águila en la cigarrería de la esquina algún viernes santo. Los que entendíamos el chiste reíamos, los que no lo hacían más fuerte aún y todos brindábamos carcajeando. Lo cierto es que al final, tal y como lo vaticinaba el primo Juan no hicimos nada, y de eso van 5 años ya. Los que si hicieron algo fueron los amigos de Trump. Los últimos días esa campaña me recordó mucho la reelección del Juanpa ese, cuando se le apareció la virgen y le ganó a Zurriaga las elecciones pese a quedar segundo en la primera vuelta.
Perdón por la colombianada.
Si estuviera en Colombia debería comenzar este improvisado análisis de la campaña Trump-Zurriaga mencionando que “Es que yo tengo un amigo que es un putas en política, y que es tan bueno que cuando la campaña de Obama que quedó presidente a el lo llamó Obama para pedirle que le ayudara, pero el man le dijo que no porque por allá no hay canchas de tejo y el man no falla viernes de tejo y pochola con los manes del congreso de la república. Y qué jartera tener que estar volando cada viernes con ese trancón tan horrible por la 26 para llegar con soroche a jugar así. El man es un personaje. Si estos días tiene tiempo vamos y se lo presento pero es que ahora está trabajando de asesor de Guillermo Nannetti Valencia, que se va a lanzar para hacer de Javier Mileil en yo me llamo”.
Una de las principales diferencias que he podido ver entre el gringo y el colombiano es que el primero no necesita validar su opinión a través de un perito calificado que lo avale y le de peso a su intervención, así como tuviera que hacer yo con este análisis de la campaña Trump-Zurriaga si se lo fuera a explicar a algún compatriota. Al momento de dar su humilde opinión un colombiano que se respete comienza a mencionar con un tono más normal de lo común -como quién cuenta que se le acabó la comida del perro- que tiene un amigo en la fiscalía que se ganó el premio a mejor fiscal del mundo. Esto cuando el tema a charlar es judicial-delincuencial. También es íntimo del peinadito Ospina si se habla de cuál es el mejor equipo de fútbol nacional, y vecino de conjunto con Claudia de Colombia si se está tratando de averiguar si la canción decembrina que suena en Olímpica estéreo es o no del burro mocho.
El imperio de la opinión.
El gringo en cambio, tiene su opinión forjada a cincel y martillo por la misma mano de Dios en esa dura roca que es su cerebro. No necesita más ni menos información, y si Joe Rogan u Oprah dicen lo mismo que el piensa, eso demuestra que el está en lo correcto, no que comparta su opinión. No se sorprende con nada, lo sabe todo y esto le da el derecho, no, le da el deber de imponer su opinión sobre la del resto del mundo ignorante. Especialmente si son de la línea biempensante de los demócratas. Cuanta diferencia con el pobre tercermundista de a pie, que luciendo una camiseta amarilla no puede controlarse al momento de ver una puerta abierta y tiene que colarse en una casa, un bus, un estadio para alardear su audacia y sagacidad. Para este engendro ebrio de fiebre amarilla Julito Sánchez es el hijo de Dios hecho hombre de negocios, su opinión es ley y hay que predicarla.
De la humildad, la fé y un frutiño.
En la tierra de don Ramón disfrazado del tÍo Sam nadie necesita de intervención divina. Al gringo Dios le pide cita para consultarle algunas cositas de vez en cuando, no como a uno que le toca hacer fila para arrimar al muro de un parqueadero detrás de un edificio en el barrio Pablo VI a ver si la mancha de humedad que apareció en la pared es de verdad la virgen santa. Al que si se le apareció fue al dueño del lote donde funciona el parqueadero: 500 por una salpicada del agua que mana de la aparición, 1000 por una refregada en la parte donde se necesita sanación, 5000 por llenar una botella de litro y medio de colombiana o manzana y por llenar un recipiente de boca abierta mayor a 2 litros se cobra por minuto.
El tío Urbano vive en el edificio que queda detrás del muro hace años y cuenta que todavía ponen en los ascensores notas recordándole a los copropietarios revisar las fugas de agua en sus apartamentos y reportarlas inmediatamente a la administración, no importa si es en las zonas comunes. Esa vez el daño era debajo del parqueadero del sótano y si no es porque uno de los celadores baja a recoger agua bendita para hacerse un frutiño, curarse de un dolor de cíatica y completar el almuerzo, la administración del edificio no se hubiera dado cuenta de la fuga que tenían hasta que hubiera horadado la columna que sostenía la inmaculada aparición.
El tiempo en política es un pendulo que va y viene.
Y es que las campañas políticas tienen unos tiempos que son como un péndulo, que entre más se hale hacia un lado tratando de alargar una administración, con más fuerza se va devolver en dirección contraria. Pasó con Uribe y Petro y pasó aquí. Trataron de alargar este gobierno echando mano de todo lo que encontraron, principalmete haciendo sentir al ciudadano culpable si no votaba por la primer mujer afro para la presidencia, cuando esa mujer parece Lady Di al lado de Francia Márquez. Ella si es una mujer afro, orgullosa de sus raíces, morena con voz de cantaora y un guardaropas que haría chirriar de envidia a Edgar Perea, que en paz descanse.
Llamaron a Taylor Swift y a Lady Gaga, y Kamala hizo un Germán Vargas, quién se iba a imaginar. Creyó que la gente que iba a la plaza iba a verla a ella, así como cuando el doctor Vargas creía inocentemente que bajo el mandato de los Char el pueblo barranquillero se había vuelto tan organizado que la gente iba a verlo después de mercar en Olímpica. Eso le decían tras bambalinas sus asesores cuando el preguntaba porque toda la gente en la plaza tenía bolsas llenas de mercado, pero a el lo tranquilizaban diciéndole que así era la gente allá, y que por eso no podían aplaudir cada vez que daba una cifra maravillosa hablando de su gestión como exvicepresidente.
Cuando el abucheado tiene poder toca decirle que no están diciendo Buuu sino Bu-rns.
Estos días no todo lo negativo es malo.
En esta campaña vi claramente los tiempos de la política siendo bien aprovechados por Trumpito. Por ejemplo tener toda la maquinaria del gobierno y los medios en contra apoyando abiertamente a la vice (halando el pendulo para que no se les fuera), justificó ante el público muchas de las acciones de la campaña Trump, pero sobre todo justificó el discurso burlón y descalificante. De hecho había momentos en que cuando él o sus invitados hablaban en los rallies, parecía más un stand up comedy que un discurso de campaña. Rob Schneider sonaba dramático arremedando a la vice cuando le tocaba hablar después de Trump.
Siendo tan diferentes, votamos igual.
Se vio a la comunidad Amish votando en bloque por primera vez en la historia, y mucha gente indecisa salió a votar por Trump cuando Joe Biden calificó a los trumpistas furibundos de “basura”. Al otro día tío Trump salió a hacer campaña en un camión de basura completamente brandeado. Eso es saber aprovechar los tiempos de campaña, porque en la última semana una cosa de esas ya no se logra deshacer. Es como cuando Santos le ganó las elecciones al Zurriaga ese apoyado en el video de una viejita que decía que prefería votar por Juanpa y no por zurriaga porque la sobrina en la máquina esa que va pa´llá y pa´cá había publicado que iba a votar por Zurriaga pero que ella no iba a votar por un tipo que se parecía tanto a chiquidrácula. Y Juanpa aprovechó, fue y le dio beso en televisión, la abrazó y como buen estadista no le dio una casa sino hasta que hubo ganado las elecciones porque ni pendejos que fueramos.
Después de ese golpe ya no valió que de la Casa Blanca llamaran a los Avengers, a Beyonce, a Oprah, a Obama y a toda la crema y nata del biempensamiento gringo. Ese discurso del movimiento woke está desgastado ya, y la forma de instrumentalizar políticamente a la comunidad afro en Estados Unidos esta vez no funcionó. Tal vez no hubo videos lo suficientemente agresivos mostrando a la policía golpeando morenos en las calles.
Cómo pasa el tiempo, ya 5 años lejos de la casa y parece que me bajé del avión ayer. Y como dijo el primo no se hizo nada., aunque he visto muchas cosas. Pero ya empieza otro año, otra oportunidad para desperdiciar que es la única manera en que uno sabe reconocer las oportunidades: Dejándolas ir.