El ninja de Piedecuesta es el mote más apropiado para Edson Agustín Velandia (@velandiaedson), se trata de la confluencia de la naturaleza de un hombre metódico y no tan conocido que subvierte el escenario musical desde las ancestrales montañas santandereanas.
A Velandia, estando acompañado por La Tigra, lo conocí gracias a dos amigos por allá en el año 2009, uno de ellos: Santiago Gardeazábal, lo convenció para que realizara la musicalización de algunos poemas de León De Greiff, tarea prodigiosa y compleja ya que se trata de un poeta sui generis, como bien lo es el músico. Y desde ese momento empecé a repasar las producciones discográficas de este santandereano que se ha empezado a convertir en un artista de culto, apropiándome de un término del cine.
Sus elocuentes letras se caracterizan por los juegos de palabras, hay de las que solo son compuestas con palabras graves o agudas, hay otras que solo son interpretadas por niños, hay las que son homenajes a la poesía, hay – y son de las que más me llaman la atención – las que se convierten en una radiografía de nuestra identidad. Por ejemplo, para estos días escuchaba la canción que Edson Velandia hizo magistralmente sobre la imaginaria conversación entre Jaime Garzón y el sicario antes de obedecer a su patrón… para estos días en los que ha vuelto a sonar el caso de Jaime Garzón y se empieza a revelar una verdad que para muchos es obvia. Hablaré de tres canciones:
Naranjas (2010): se trata de una canción cadenciosa y de tientes eróticos, el video en particular me parece sencillo, básico y preciso; está dirigido por Rubén Mendoza, según lo pude ver en la cuenta blindjeremy de Youtube. Me gusta la historia que se cuenta, me sabe un poco a Bukowski, me inquietan los intertextos literarios, para un buen conocedor se esconde una alusión sobre García Lorca. Los versos parecieran más declamados que cantados. La escena es ubicable en el contexto colombiano, la magia del erotismo y la providencia del amor de una sola noche.
Video. Naranjas:
La antropología: (2015) Es un trabajo en colaboración con Los Toscos y Carmelo Torres. Una mezcla interesante de instrumentos, verbigracia, la ejecución del acordeón con una guitarra que siendo eléctrica se esmera por ser tropical, por sonar a Sabana y Caribe. La letra es una historia graciosa, un hombre viaja del interior del país a la tierra caliente, busca que los raizales le enseñen los secretos del arte musical. La respuesta es una frase bárbara, más parece refrán o dicho popular que cualquier otra cosa, tal vez en eso está su encanto. Porque una cosa es el indio y otra la antropología.
Video. La antropología:
Son (2011): canción perteneciente al EP La Lengua del Léon, se trata de un tributo al poeta León De Greiff, es la musicalización de uno de los poemas que el bardo intituló como Son. La canción es una adecuada descripción del músico y del poeta, juegos de palabras, rechazo al criterio corriente, efectos sonoros y poéticos al par:
[…] Y así la zampoña taño,
pizzico así la vihuela
cantando mi cantinela
como trovero de antaño.
Yo no pienso en quien me escuche.
Yo no pienso en quien me lo
ni en quien el talón me reo
cuando tango el sacabuche. […] (De Greiff, 1955)
Los juegos de palabras, la ironía y el sarcasmo, las referencias y el léxico arcaico son demostraciones, tanto de la inteligencia como de la agilidad verbal del músico, que en este caso se escusa en un poema que le cae como anillo al dedo. A su oficio y a su persona.
Video. Son:
La propuesta variopinta de Velandia no se queda solo en la música, también ha incursionado en el teatro con la historia de un hombre que solo puede defecar en su bacinilla, se ha encargado de la música en las películas de Rubén Mendoza. Y muy a pesar de ser un artista que se ha granjeado su éxito con el esfuerzo y la rigurosidad académica, hay quienes han caído en la mirada pacata y lo han señalado como indigno de los máximos escenarios de nuestro país y todo porque no han sido capaces de quitarse los prejuicios.