Con el mayor respeto le dedico este texto a todos los docentes que a diario sufren vejámenes, abusos, golpes, maltratos físicos, emocionales, laborales y felonías de la peor factura.

En este mes además de celebrar el día de la madre, que es todos los días, se celebra el día de los profesores, que también es todos los días. Así que sin preámbulos: feliz día a todos los docentes de Colombia. Es decir, un abrazo sincero para aquellos que hacen un trabajo inconmensurable y son mal pagos, porque muchos reciben salarios por debajo de lo que ordena el escalafón y en sí el escalafón ordena unas tarifas tan indignas como las del salario mínimo; para aquellos que tienen que llevar trabajo a casa o ejercer funciones ajenas a su oficio, porque cuándo se ha visto a un cirujano operando en la comodidad de su casa; para aquellos que son menospreciados porque su título es una licencia y no un diploma, cuando en realidad intentan propender por ser académicos y respetuosos de la diferencia, para aquellos que sin saber le aportan inmensas esperanzas a la Nación, porque en la vocación de los maestros está la utopía de un mejor mañana y por eso ven a sus estudiantes como el futuro de la sociedad, cosa que es una absoluta verdad.

Felicito a los maestros porque es una labor tan necesaria, pero tan ignorada y menospreciada por gran parte de la sociedad que a veces ellos dudan si su vocación fue un equívoco. De paso es una exigencia para que se respete su labor, con un salario digno y completo, para que se les reconozca la experiencia y se les deje de explotar, para que se les trate y pague como los investigadores que desean las facultades de educación. Porque en Colombia son muchos los colegios que hacen contratos inferiores a un año, como si acaso los arriendos, los servicios públicos y los mercados se hicieran solo diez de los doce meses.

No espero que los estudiantes colmen de chocolates a sus profesores, espero que les presten atención, que sigan instrucciones y se hagan conscientes de su rol de educandos. No espero que los padres de familia les hagan la tarea a los estudiantes y encubran sus faltas y la poca actitud de trabajo, espero que los padres también ejerzan su rol y no les endilguen la labor de la formación en valores a los profesores. Espero que los padres entiendan que la función de los profesores es el de la enseñanza y no la de cuidar niños o adolescentes, para ello sería muy útil que los padres de familia pasaran más y mejor tiempo en familia. Estamos en un siglo tan acelerado, tan exigente, que no hemos sido capaces de entender que los jóvenes necesitan cada vez más acompañamiento y criterio, porque el ruido informático ha deshumanizado las relaciones sociales. Pero ese acompañamiento debe ser sin señalamientos y con la eliminación de muchos prejuicios ya que lo que se les critica a los jóvenes no es nada más que el reflejo de la realidad que viven.

Espero que los coordinadores y rectores le apuesten más a una pedagogía humanizada, contextualizada con la realidad del entorno, que amplíen los horarios de preparación de clase y la evaluación que es en sí el oficio primario y les quiten a los profesores labores administrativas como el cobro de la pensión. Quisiera un Estado más serio con el magisterio. Ojalá se redacte y apruebe algún proyecto de ley que regule la obligatoriedad de contrataciones mínimas de doce meses, con todas las prestaciones de ley. A los profesores se les reprocha por la cantidad de días de vacaciones, pero vaya y tenga doscientos, trescientos y hasta quinientos estudiantes, quinientas vidas y cosmovisiones, quinientos procesos individuales de aprendizaje. Espero que tengan unas agradables y merecidas vacaciones antes de que caigan en una esquizofrenia.

Profesores, docentes, profesionales de la cultura, maestros… Feliz día. Ojalá para mañana los estudiantes sepan a qué van a clase, que los respeten por lo que saben y han hecho, que les presten atención como debe ser y que jamás, nunca más, se dé una muestra de violencia en su contra.