Los manuales de convivencia de muchas instituciones pretenden estar por encima de la ley, sin darnos cuenta hemos aceptado que se violen derechos fundamentales consignados en nuestra Constitución con la premisa de una “mejor educación” –tamaña falacia-. El derecho al libre desarrollo de la personalidad es el que más se pone en jaque; tan funesto es su impacto que miramos con cierta lástima y sorna a quienes se empeñan por luchar por lo que les corresponde, tanto es así, que muchos han decidido evitar peleas que consideran fútiles. Tras toda la especulación, la discusión y el escándalo que ha suscitado el discurso de género por estos días con la guía titulada: Ambientes escolares libres de discriminación. Orientaciones sexuales e identidades de género no hegemónicas en la Escuela, coligo que más que el homosexualismo lo que se está dando en las escuelas es la homofobia.

Asegurar los derechos individuales debería ser la premisa de la sociedad, es sencillo, no podemos asegurarnos la libertad si no somos capaces de ofrecerla. Sé que muchas personalidades que están en contra de la equidad de género pondrán de inmediato el grito en el cielo y acudirán a falacias o argumentos ad baculum para contrapuntear y cerrar la discusión, no para sostenerla. Sin embargo, sentaré mi posición.

Tanta libertad tienen aquellos que desean educar a sus hijos con los preceptos del catolicismo o de la tradición familiar de un hogar heterosexual como aquellos que dan la libertad de elección de género a sus retoños. Entiendo que no es un asunto fácil de manejar y menos de proyectar si se tiene en cuenta que somos una Nación con pasado histórico que en gran medida fue marcado por la Iglesia Católica y más que por esa institución, por la Contrarreforma. Pero es triste pensar que no podamos ser capaces de ver que en la práctica la elección del género se está dando por imposición. Hay lecturas demasiado parcializadas de lo que pretendería el MEN de darse la publicación de la cartilla; de darse la libertad en la elección del género no se está educando a los estudiantes para que sean homosexuales o lesbianas, esas decisiones son personales; lo que se está educando es la perspectiva que tiene la sociedad sobre la equidad de género, de la que paradójicamente y reitero, hay una pésima comprensión. Todavía hay aquellos que consideran que los discursos de género solo le deben importar a la comunidad LGTBI cuando son un asunto que le debe importar a todos, es más, desde la misma nominación hay un error, falta la H, de heterosexuales, es decir, tendría que ser un discurso de equidad de género LGTBIH, porque a veces el heterosexual piensa que es dueño de una verdad absoluta y que sus prácticas y creencias son las que no tienen mácula ni deshonra.

Los estudiantes de los colegios en su mayoría son menores de edad, susceptibles a correr peligro de toda índole, son personas influenciables y tanto la niñez y la adolescencia son el escenario en el que se forja la personalidad, no el género, y tampoco se puede olvidar que la escuela es una burbuja que refleja la sociedad y que el ente de mayor importancia en la educación es la familia. Pero dejémonos de vainas, la información con la que cuentan los jóvenes hoy en día acerca de sexualidad es mucho más amplia de lo que nos imaginamos, pero la discusión no es de sexualidad, es decir, acá el problema no es de si el coito es por delante o por detrás; el asunto es de identidad, de cómo cada persona se siente en el mundo; para sorpresa nuestra los jóvenes muestran tolerancia al respecto. Habla muy mal de los que están en contra del discurso de género que cuando se plantea la adopción igualitaria tomen falacias del siguiente estilo: que aumentará el número de homosexuales o que los niños adoptados sufrirán de violaciones por sus padres o madres adoptivas. Para lo primero habría que decirles que muchos homosexuales nacieron en hogares heterosexuales y que en el espíritu adoptivo de una familia –porque el concepto de familia también ha cambiado– está la de ofrecer amor a quien lo necesita, no la de encontrar un núbil esclavo sexual. Vemos con enfado que un par de hombres o de mujeres se traten tiernamente, se tomen de la mano o se den un beso, pero vemos con normalidad que en los colegios haya estudiantes embarazadas que tal vez no contaron con una educación sexual suficiente que les permitiera ser más conscientes frente a la responsabilidad de un embarazo no planeado; eso sin aludir por ejemplo, a la procacidad de la edad que aumenta el nivel de riesgo con enfermedades de transmisión sexual.

La libertad de elección de género de la que tantas personalidades muestran su rechazo ha ayudado a crear una brecha mayor; lo cual no significaría problema si tenemos en cuenta que la discusión abierta, y undívaga son beneficiosas, el problema reside en que se aumenta el lastre de la homofobia, en que los estigmas por orientación de género se mantienen y en que la sociedad doble moralista que es amplia acepta a las minorías y las diferencias, pero bien lejitos. Gran parte del fenómeno que suscitó la cartilla se dio más por la falsedad, pues con la manipulación de un cómic viejo y extranjero se pretendió difamar sobre un discurso necesario. Cómo no poner el grito en el cielo con tal imagen. Pero esa imagen no correspondía, y así muchas personas la dieron por cierta y la citaron como la prueba de la propagación de una ideología aberrante. Como aprendizaje nos debe quedar no seguir cayendo en el error de la credulidad sin comprobar las fuentes como tantas veces ya ha pasado, porque si bien tenemos muchos derechos que exigen nuestras libertades también tenemos el deber de informarnos bien y de sopesar la realidad que no es solamente la que se restringe a nuestro pequeño círculo social.

La época en la que estamos nos hace tanto consumidores como productores de información, cada uno de los roles tiene sus exigencias y no aceptar la inclusión de otros discursos muestra que desconocemos esos roles. Cometemos el error de ser ideólogos de diccionario, nos quedamos con la definición denotativa de las diversas ideologías y las que adoptamos las hemos elegido en muchos casos por la conveniencia, la influencia o la sospecha, adoptamos un discurso como un nicho que nos proteja de las otras ideologías y no reconocemos lo valioso que tenga el otro por decir o proponer para la sociedad. El autodenominado videocolumnista Oswaldo Ortiz manifiesta que se está propagando en los medios una “ideología confusa de género”, que se está llevando a cabo en diversos medios de comunicación. ¿Cómo lo hace? Aumentando la animadversión a todo aquel que no sea heterosexual, utilizando una tonalidad bastante peyorativa para referirse a la comunidad LGTBI. Él cree que hay una intencionalidad y una manipulación para promover a lo que llama “LaComu”. La descripción del canal es la siguiente:

Hola, soy #SuperOO, tu amigo. Amo a Dios y eso me ha llevado a entender que todo en la vida tiene un propósito. Ayúdame a descubrir las cosas buenas que Él tiene para tí! Suscríbete y comparte nuestros videos inspiracionales con todos tus amigos! (Ortiz, 2016)

Ortiz se manifiesta en contra de la homofobia, cosa que no le creo, y que solo las redes sociales son incorruptibles porque el resto de medios nos empeñamos en insertar la ideología de género y atentando contra los heterosexuales. No Oswaldo Ortiz, el asunto no es de estar en contra de una parte de la sociedad es tener la capacidad de aceptar a toda la sociedad.

Todo lo politizamos, desde la vida privada hasta los triunfos ajenos, eso es lo que está sucediendo con la Ministra de Educación, que aunque no me convence en la totalidad de su gestión sé que ha generado políticas y cambios que serán significativos. Otros solo han visto a una reprimida sexual que aprovechó el MEN para “corromper la sociedad”. Yo veo una mujer valiente que ha sido capaz de empezar un discurso necesario para esta sociedad que dice buscar la paz. Genera mucha sospecha que ahora el MEN salga a desmentir la aprobación de la cartilla. Sé que tras la lectura se vendrá una andanada de injurias y de alusiones peyorativas, las leeré con gusto y apostaré por calcular prejuicios.

Ortiz, O. (09 de Agosto de 2016). SuperOO Tv. Obtenido de Youtube: https://www.youtube.com/channel/UCqEMbX3pyLKj1RZrr14-sEw/about