No hay una paz perfecta y siempre hay que tragarse uno que otro sapo.
Humberto de la Calle.
Si creemos que la paz se logra únicamente con la negociación en La Habana y con el voto por el sí en el plebiscito estamos errados. La paz se logra cuando entendamos que debemos sacrificar prejuicios, modificar el lenguaje y respetar las diferencias, entre otras cosas. Por eso el epígrafe – aunque la fuente no sea estrictamente académica – . Todos nos hemos visto de una u otra manera, con mayor o menor incidencia, afectados por el conflicto armado y sin darnos cuenta perpetuamos la violencia. Por ejemplo, durante la marcha que se llevó a cabo el miércoles 10 de agosto en diversos lugares del país se evidenció que los actos de violencia no solo corresponden a grupos alzados en armas o bandas criminales, muchos padres y madres de familia salieron a defender el modelo tradicional de familia y se opusieron a la ideología de género con pancartas abiertamente violentas, en las que además de hostigar, incitaban al rechazo y la animadversión. Reitero que no me convence la totalidad de la gestión de Parody pero lo que escribieron en su contra es la muestra fehaciente de que el discurso es necesario, sentí pena ajena de ver a esas “personas de bien” arremetiendo contra la mujer y no criticando la profesional o su gestión. Es más, mi entrada anterior la finalicé diciendo que apostaría por los prejuicios que harían en los comentarios y efectivamente encontré una mayoría de señalamientos facinerosos, abstrusos y vilipendiosos, que me dicen que la paz en nuestro país es una necesidad, pero no solo con las FARC o el ELN, sino con toda la sociedad.
El pasado jueves 11 de agosto de 2016 el presidente Juan Manuel Santos ofreció una rueda de prensa luego de reunirse con altos jerarcas de la Iglesia Católica, en ella aseveró que el llamado manual de Ambientes escolares libres de discriminación. Orientaciones sexuales e identidades de género no hegemónicas en la Escuela, no ha sido autorizado por el Ministerio de Educación Nacional (MEN) ni por el gobierno nacional. También asegura que en ningún momento se tratará, aprobará ni promoverá la llamada ideología de género y por tal razón el documento no será aprobado. Es decir, la tal cartilla no existe y no va. Sin embargo, quedan preguntas ¿por qué el documento tiene el nombre de la Ministra de Educación? ¿Por qué el Fondo de Poblaciones de las Naciones Unidas publicó el texto sin la autorización del MEN? ¿Acaso no trabajan en conjunto? ¿Por qué no darnos la pela de una discusión argumentada y necesaria?
La razón es obvia, Santos tenía que darle un cierre al tema después de la multitudinaria marcha que hicieron en contra de la ideología de género, concepto novedoso que ha sido tergiversado porque se ha hecho ver como una promoción al homosexualismo cuando en realidad busca la tolerancia y el respeto de las diferencias individuales en un país que dice buscar la paz. Santos necesita asegurarse que el plebiscito sea aprobado, por eso le da la razón a los altos jerarcas de la iglesia y a todos los representantes de los diversos credos que se oponen a la ideología de género. Imágenes curiosas se vieron ese día, líderes de varias iglesias tomados de los brazos, encabezando la marcha del rechazo en las que las arengas y las pancartas contenían violencia. Tan ecuménicos ellos, acatando la premisa de amaos los unos a los otros.
Claro que esas “personas de bien” no tienen nada de reprochable con sus actos, porque todo lo hicieron por salvaguardar el modelo de familia que defiende el Catolicismo, modelos de familia como la de Jesús. Una madre adolescente, un padre no humano porque en realidad era el paráclito, un hijo sacrificado porque sus coetáneos no le toleraron ideológicamente y un padrastro cuarentón. Todo dentro de la normalidad. Y así, los ejemplos bíblicos abundan. La periodista Vicky Dávila le preguntó a Alejandro Ordoñez (Minuto 1:01) que si lo que se había dado el día de la marcha aumentaba el rechazo contra las personas que son diferentes en su sexualidad, que si con eso se aumentaba la homofobia, que si no ha sido muy violento el ataque contra las personas que defienden a esos diferentes. Él respondió que no, que para nada, que todo lo contrario, que fue una defensa de la familia, que él estaba muy contento con lo que había sucedido. Habrá que creerle, se trata del Procurador General de la Nación, el jefe de cartera más efectivo en la destitución de funcionarios corruptos y politiqueros que hacen campaña con el erario en correría por el país, es decir, como él.
Ese tipo de cosas son las que hablan de nuestro interés en la paz. Ojalá que en el plebiscito gane el sí. Lástima que hasta en ese proceso electoral haya un simulado clientelismo y no un voto a consciencia, así fuera por el no. Duele ver que Colombia le huya a las oportunidades, como sucede con el matrimonio igualitario, con la ideología de género e incluso con el proceso de paz. Lo que vivimos en estos días no es muy alejado a lo que se presentaba en Estados Unidos durante la segregación racial, por ejemplo, madres de familia blancas que se apostaban en las entradas de los colegios para protestar por el ingreso de estudiantes negros. Señalamos esos errores históricos, vemos la paja en el ojo ajeno y no la viga en el ojo propio; nos consternó ver la expulsión de los colombianos desde Venezuela, pero ni nos condolió, humanitariamente hablando, la crisis de los inmigrantes en Turbo. A muchos de los marchantes, a muchas de esas “personas de bien” les indignó lo que sucedió con Sergio Urrego pero salieron a marchar y olvidaron que lo que sucedió con él fue una clara violación de sus derechos. A ese paso difícilmente lograremos la paz.
¿Cuánto estamos dispuestos a ceder, a perdonar, a tolerar y a modificar por la paz de Colombia? No podemos darnos el lujo de seguir tomando decisiones importantísimas por culpa de los prejuicios y de una notable tradición de admiración a lo belicoso. Las generaciones futuras no nos lo perdonarán. Nuevamente leeré sus comentarios con gusto y ojalá se den reflexiones argumentadas en las que encontremos un camino común.
Muchas gracias por la lectura.
P.D: Dejo el vínculo de la alocución y la entrevista.