Falsos profetas vendrán… así reza una frase de la tradición judeocristiana. Esa frase se ha convertido en premisa y ha sido utilizada por varias personas de diversas facciones de tal tradición. La cuestión es que incluso del que la espetó por primera vez se debería desconfiar. En Colombia, y aunque parezca perogrullada, la Constitución de 1991 nos garantiza la elección y el desarrollo libre del credo y la filiación política. Es decir, incluso los que adoran al señor Satán tienen la posibilidad de hacerlo libremente. No se puede subvalorar la creencia ni el actuar ajeno; por principio se debe pensar en la posibilidad de que uno mismo puede hacer parte de la minoría, por ejemplo, el cristianismo en sus inicios sufrió persecución y un terrible genocidio y hoy en día, aunque no es la religión que domina el orbe tampoco puede medrar, desconocer, o instigar a la xenofobia, la burla o la animadversión a aquellos que no comulgan bajo su misma tienda.
Tras el pasado plebiscito fuimos testigos directos de cómo varias facciones del cristianismo y el catolicismo se opusieron a un proceso político que no les correspondía, para esos opositores la nación estaba en ciernes de caer en el homosexualismo. Recuerdo, nos rige la Carta Magna de 1991, pero lastimosamente el manejo de las instituciones públicas y el actuar de nuestros políticos es para beneficios de particulares. Es peligroso que la religión entre tan de lleno en la política, no es difícil entender que los votantes eligen por creencia y no por propuestas razonadas. Es más, nótese cómo en nuestro país la filiación política no es solo por una ideología; hemos llegado a aceptar de manera obediente y temerosa que los líderes mesiánicos son los únicos que pueden sacarnos de todos nuestros líos. Esa idolatría es tan ciega… tan triste.
Esos líderes religiosos tan políticos, tan politiqueros, me causan escozor y desconfianza. Hay uno en especial, Oswaldo Ortiz @SuperOOTv que con el tiempo se ha vuelto más cerril, más instigador y manipulador. Debo confesar que la actitud de ese activista-profeta me llama la atención, cada vez que leo algo suyo o veo algunos de los videos que sube a YouTube me sorprendo. No entiendo cómo alguien es capaz de decir tantas barbaridades. O sufre de una tenaz egolatría o realmente su creencia ha dejado de tener cualquier arista de razón, lo cual lo ha llevado a la obnubilación total. En esos videos no se puede hacer ningún comentario, tal vez no tolera la confrontación o carece de argumentos para sostener una charla. Es un hombre sesgado que interpreta las cosas mal. Para mi sorpresa le dio me gusta a una respuesta que le hice a uno de sus trinos el pasado 8 de marzo. Él aprovechó una imagen de Humberto de la Calle con una frase descontextualizada que por lo tanto permite mucho. Yo le escribí: Feliz día para aquellas que nacieron en cuerpo de hombre y aún no lo aceptan. Un abrazo creacionista. Aún creo que la lectura que hizo no es acorde a lo que él pregona, pero debo agradecerle porque me cambió el rictus.
Para mañana tendré más de una ofensa anónima, algún malmiramiento en el trabajo o alguna denominación estereotípica, no importa. Tampoco importa en quién usted crea. Puede ser por la Madre Tierra, por Buda, por Alá, por Jesús, por Maradona, por Borges o por Jebús. No importa. Crea en quien usted desee, apéguese a los preceptos que considere más válidos y ecuánimes para su cosmovisión y sus paradigmas. Pero eso sí, no se deje robar los bolsillos y la autonomía, es más, no se afane por cuestionarse y cuestionar sus creencias, tampoco será un apóstata al hacerlo. Sea más consecuente con sus creencias que con sus pastores o líderes y dedíquese más a vivir tranquilo con los que lo rodean. No permita que le politicen su dogma y piense que habla mejor de un creyente la tolerancia y la nobleza que el envilecimiento y la xenofobia.