EL FUTURO DEL
Tratamiento para la Leishmaniasis cutánea
Los Grupos de Investigación en inmunotoxicología de la Universidad Nacional de Bogotá recibieron el 24 de diciembre de 2015 una patente por parte de la Superintendencia de Industria y Comercio a la investigación y desarrollo de un tratamiento para la leishmaniasis cutánea, una enfermedad que en Colombia es causada por la picadura del mosquito Lutzomya que inyecta un parásito en el organismo y, progresivamente, crea úlceras en la piel. La investigación, publicada en revistas científicas como Parasite Immunology, Parasitology y Immunopharmacology and immunotoxicology, se encuentra en una etapa avanzada y promete alcanzar resultados que ayuden a tratar esta enfermedad que ha afectado a miles de personas en todo el país.
Cifras de la Organización Mundial de la Salud (OMS) indican que cada año “se producen 1,3 millones de nuevos casos de leishmaniasis, y entre 20.000 y 30.000 defunciones”.
En Colombia, según datos del Instituto Nacional de Salud, durante el 2005 y 2006 los casos de leishmaniasis aumentaron a cerca de 20.000, llegando a su punto más alto, para luego disminuir progresivamente hasta llegar a los 9.241 casos en 2011.
La doctora Lucy Gabriela Delgado Murcia, bacterióloga y primera egresada del doctorado de Ciencias Farmacéuticas de la Universidad Nacional de Bogotá, es la encargada de liderar al grupo de investigación que ha desarrollado un parche polimérico a base de componentes como el quitosán, que contiene propiedades cicatrizantes, protege de la sobreinfección bacteriana y mata al parásito.
Al ser colocado dicho parche sobre la herida causada por la leishmania (vía tópica), esta libera los componentes necesarios para combatir el microorganismo y promover la cicatrización de las úlceras.
La doctora Delgado, quien trabajó cerca de 15 años con Manuel Elkin Patarroyo en su proyecto de encontrar la vacuna contra la malaria, decidió en el 2005 iniciar el proyecto con Helber Barbosa y Bibiana Vallejo, profesores del Grupo de Investigación Farmacéutica. El equipo se complementa con tres estudiantes de pregrado, cuatro de maestría y una de doctorado.
Las investigaciones hasta el momento han sido probadas en hámsteres infectados, pues ellos son el modelo animal ideal para estudios en leishmaniasis, “dando resultados promisorios y favorables para reducir la enfermedad”, contó Gabriela Delgado. La veterinaria Ángela María Gómez estuvo al frente del trabajo hecho con los hámsteres.
“Se rasuraron en el lomo, se inyectaron los parásitos, se esperó de tres a cuatro semanas hasta que se desarrolló la úlcera para luego empezar a colocar los parches con un recambio de día por medio durante cuatro semanas para luego evaluar los resultados que arrojaron, en algunos casos, la reducción de la úlcera y en otros, la desaparición total”, explicó Delgado.
Todavía falta camino por recorrer
La patente otorgada por la Superintendencia de Industria y Comercio permite al grupo investigador seguir trabajando con la tranquilidad de que nadie podrá imitar sus procesos de fabricación. Sin embargo, la doctora Delgado resaltó que para dar el siguiente paso, que es crear un prototipo aplicable en humanos, se hace necesaria la intervención del sector privado, pues “el Estado no cuenta con los recursos ni la infraestructura suficiente para desarrollar el prototipo que permita en el futuro fabricar un medicamento que salga al mercado”.
Hasta el momento, los principales financiadores de este proyecto que lleva más de diez años han sido Colciencias y la Universidad Nacional, los cuales han aportado alrededor de mil millones de pesos.
La doctora Delgado reveló que en la actualidad hay una farmacéutica colombiana que está interesada en comprar la patente para aportar recursos con el fin de desarrollar un prototipo que se pueda probar en humanos.
La condición sugerida por el Grupo de Investigación en inmunotoxicología es que, una vez hecha la alianza entre la Universidad y la farmacéutica, les permitan hacer el estudio clínico para alcanzar los resultados que lleven a producir la molécula con condiciones de medicamento para que el Instituto Nacional de Vigilancia de Medicamentos y Alimentos (Invima) apruebe y permita su comercialización.
Gabriela Delgado no oculta su entusiasmo y compromiso al decir que espera que en cinco años el parche ya se haya probado en humanos y tenga resultados favorables para lanzar el tratamiento al mercado, pues muchas personas afectadas se han comunicado con ella expresándole su desesperación por encontrar un medicamento que no afecte otras partes de su cuerpo. Esto, reafirma su responsabilidad social por materializar un producto sin efectos secundarios.
Daniel Ávila León