La película que abre el Festival de Cine de Cartagena, hecha con más ganas que plata, fue grabada por jóvenes antioqueños en 11 días
Era el último día de rodaje de ‘Los Nadie’. Los realizadores, que nunca antes habían hecho una película, reunieron por el voz a voz a varios artistas callejeros en un parque de uno de los barrios más populares de Medellín, Manrique La Salle. La cámara, prestada por una pequeña productora de la ciudad, estaba en posición y el director tenía el grito de ¡acción! preparado, cuando comenzó a llover.
Los jóvenes sabían que posponer la grabación ponía en riesgo el futuro de la película, pues los actores naturales eran malabaristas anónimos y nómadas, visitantes de semáforos y su ritmo de vida, que incluye irse de la ciudad, tatuarse el brazo o teñirse el pelo, podría comprometer el trabajo de Sebastián Mesa, un director primerizo, graduado hace un lustro de Comunicación Audiovisual de la Universidad de Antioquia. La lluvia continuó y a las 4 de la mañana decidieron, de mala gana, aplazar de manera indefinida la grabación. Pasaron cuatro meses del día de lluvia y en enero del 2015 lograron, por fin, reunir de nuevo a todo el equipo de actores y extras.
Pasó casi un año, cuando Mesa se enteró que su historia, con la que quiso retratar el mundo punk de Medellín de los años 2000, en torno a esos artistas de calle que quieren viajar por Sudamérica, abre el 2 de marzo el Festival Internacional de Cine de Cartagena de Indias, uno de los más importantes de América Latina. Para los organizadores del evento, la película de estos muchachos es “una entrañable mirada a una generación de soñadores que luchan por hacer habitable el mundo que les ha tocado”.
En ese momento, ‘Los Nadie’ llegaron a ser alguien, igual que la comarca de no más de 20 jóvenes paisas, cuyo promedio de edad no supera los 27 años, que le apostaron a un proyecto de bajo presupuesto y que para algunos es una versión novel del otrora trabajo de Víctor Gaviria, ‘Rodrigo D’, pero con futuro. La comparación remite al tema y a la no transformación del espacio en los sitios públicos de la capital paisa, aunque la Medellín retratada por Mesa es diferente, pues la época, que no es la misma de Pablo Escobar, permite a sus personajes soñar.
La producción de ‘Los Nadie’ fue un acto de fe de un grupo de amigos, quienes a pesar de ser profesionales no tenían un trabajo y estaban dedicados a realizar “lo que saliera por ahí”, como cuenta uno de los productores, Alexander Arbeláez.
El proyecto nació por el beneficio de la beca para cortometraje del Fondo de Desarrollo Cinematográfico (FDC) del Ministerio de Cultura, que les entregó 50 millones de pesos para realizar una pieza que iba a durar cerca de 20 minutos. Con los recursos a disposición, la producción sacó un casting selectivo: solo necesitaban malabaristas. Les comentaron a los amigos y la bola de nieve rodó. Ya después, en uno de los ensayos y a dos semanas de rodar, el libreto cambió cuando dirección y producción, casi de manera intuitiva, se preguntaron: “Parce, ¿y si convertimos esto en una película?”
Entre la primera y segunda grabación hubo cinco meses y en ese tiempo la producción tocó puertas en busca de financiación y recibió, de a poco y en momentos de manera milagrosa, apoyo de entidades privadas. Otra de las estrategias fue convertir en socios de la película a varios de los realizadores y así retribuir, en cierta parte, el trabajo hecho. Convencerlos fue sencillo, pues el director Mesa enfatizaba que quería retratar “el grito de una generación” que, en medio de una sociedad desigual, se refugia en el arte. Esta premisa permitió, de algún modo, que el equipo se sintiera identificado.
Acordar con los malabaristas fue más complicado. Así ellos sintieran el proyecto como propio -tanto que una de las actrices principales fue a la vez la vestuarista y los actores, así tuviesen el día libre, colaboraban como asistentes en alguno de los campos técnicos-, el estilo de vida que tenían hacía que, muchas veces, ni siquiera llegaran al rodaje. Un día, cuenta Arbeláez, tocó ir hasta la casa de uno de ellos, pues no aparecía ni contestaba el celular el día anterior a la grabación. “Lo encontramos en la casa, muy tranquilo. No había pasado nada, simplemente se le había olvidado”, recuerda el productor.
En enero de 2015, cuando lograron grabar la escena que les faltaba, parte del equipo sintió que sí, que lo habían logrado. Sin embargo, faltaba mucho camino por recorrer, pues la postproducción y difusión de una película es, muchas veces, la parte más costosa. Por ello, Mesa se encerró a editar una primera versión que sirviera como carta de presentación para alcanzar nuevos apoyos. Armó un borrador y lo envió, vía internet, a uno de los talleres de postproducción para películas de bajos recursos más importantes del mundo: Cine en Construcción, que se realizaría en Toulouse, Francia.
Hoy, la película está en una séptima versión. “Esta película tiene vida propia. No la debo intentar atajar porque ella iba a ir marcando su camino. Terminamos trabajamos en función de ella», dice Arbeláez. Estos jóvenes, al igual que los personajes de su película, desean vivir haciendo lo que más les gusta y quieren ser tomados en cuenta por una escena artística que en Colombia es reducida y competitiva. Por ahora, los nadie llegarán a Cartagena a inaugurar el festival de cine más antiguo de Latinoamérica.
Imágenes compartidas por el equipo de producción de Los Nadie
Por Diego Pérez