«Bridgerton» de Netflix ha expuesto como protagonistas de sus temporadas a afros en la realeza y ahora a una maravillosa mujer escritora, cuyo aspecto físico, que no debería importarnos, menciono por resaltar las buenas intenciones de la serie: es gorda y bajita.
La serie no es lo que yo llamaría buena en su extensión; tiene sus flaquezas patriarcales y clichés románticos que sería lindo no estuvieran porque refuerzan algunos pensamientos y emociones que han hecho ya lo suficientemente duro, el nacer mujeres. Sin embargo, la serie se atreve a introducir elementos de insurrección necesarios, insertando diversidad racial y presentando mujeres “nobles” que eligen su destino.
La representación de Penelope Featherington, cuyas virtudes nos hacen adorar y apreciar su belleza de formas grandes y con las que nos identificamos muchas más mujeres en el mundo, que frente a la extrema delgadez que tanto se ha vendido y que por años invadió las pantallas y la publicidad.
Sus desnudos, normalizan la belleza que tenemos los cuerpos distintos a los que nos habituaron los “comerciales” y me hace pensar en lo importante que terminan siendo las representaciones en estos escenarios, o las influenciadoras, como @fatPandora, de quienes aprendemos a vernos con amor y espontaneidad sobre lo que somos y no sobre un aspiracional que no seremos. Ambos referentes sufren la discriminación por “gordura”, pero con fuerza, coraje y mucho amor propio hacen que las mujeres gordas podamos ver que los shorts y las blusas cortas no son prendas prohibidas para nosotras y más allá de eso, podamos vernos fantásticas con ellas puestas, sin prestar atención a la mirada que juzga, que por supuesto, no falta.
Penélope también me conecta por su oficio de escritora. Le toca sacrificar sus intereses por sus deberes para con la audiencia. Privilegia el compromiso por encima de sus necesidades personales, ostentando con honor el rol de ser una «periodista de época» con una exitosa y esperada publicación semanal, amenazada, como es normal, por el poder, que intenta censurarla. Penélope no es la típica heroína moldeada por estándares de belleza imposibles; ella es una mujer con un cuerpo que desafía y rompe con las nociones de la gordofobia societal.
La gordofobia es una forma de discriminación que perpetúa la idea de que los cuerpos grandes son menos valiosos, menos atractivos y menos dignos. Las representaciones mencionadas nos invitan a cambiar ese pensamiento.
La serie también nos brinda un vistazo a una realeza afro, un acto subversivo en sí mismo, considerando la historia de racismo y exclusión racial en la narrativa europea. Estas representaciones son importantes para normalizar la diversidad en todas sus formas.
El cuerpo es parte integral de nuestro ser, y amarlo, aceptarlo y reivindicarlo es esencial para nuestra plenitud vital.
Que sigan los referentes que normalizan nuestras diferencias físicas y resaltan nuestra belleza sin estereotipos. Necesitamos narrativas que nos unan y que nos permitan enfocarnos en cultivar aspectos más profundos y maravillosos del ser humano que lo meramente físico. En esta lucha constante por la inclusión y la diversidad, cada paso cuenta.