El cine y la historia son dos temas que se han reunido continuamente en la cinematografía. Los esfuerzos por retratar la historia han producido un sinfín de títulos que de una u otra manera han acercado al público a los hechos del pasado. Sin embargo, tanto historiadores como críticos de cine se han cuestionado por la utilidad de la una sobre la otra, ya que la industria cinematográfica por lo general tiende a privilegiar producciones de tipo comercial que busquen entretener más que instruir.
Por Juliana Gómez Merchán
Evidentemente, esta es una aseveración que generaliza la actividad comercial de Hollywood, ya que si se hace un esfuerzo, es posible encontrar películas que hablan de algún momento o personaje histórico específico y lo hacen de la manera adecuada. No obstante, esta última opción mencionada no tiene que estar relacionada directamente con el relato de un discurso exhaustivamente histórico puede, sin embargo, presentar una propuesta original de la historia, sin que ésta sea necesariamente verídica.
A nuestro entender, este tipo de premisa la cumple la película Amadeus, producción estrenada en 1984 y dirigida por el checo Milos Forman. En esta película se retoma la historia desarrollada en Viena sobre la muerte de Wolfgang Amadeus Mozart durante el siglo XVIII. La película inicia en un manicomio, en donde el compositor de la corte Antonio Salieri (interpretado por F. Murray Abraham) recuerda lo que ocurrió treinta años antes cuando el joven Mozart (cuyo curioso papel realiza Tom Hulce) empezó a ganar el favor del emperador austriaco José II (José II de Habsburgo-Lorena, interpretado por Jeffrey Jones).
La historia de la película se desarrolla cuando el público entiende que Salieri no puede concebir que Dios pudiera bendecir a un ser como Mozart tan vulgar e insoportable, dotado tan maravillosamente para crear y reproducir música y, cómo él se siente profundamente inconforme con esta situación, Salieri se sirve de su influencia en la corte para sabotear la carrera del músico.
A grandes rasgos, esta es la información obvia que nos presenta la película. Ahora, la historia subyacente nos presenta un conjunto de información psicológica, social y cultural; tanto de los personajes como de la sociedad que se está retratando en ella. Este cuadro de imaginarios socio-culturales producidos en la película es el que permitirá que el público obtenga conocimiento histórico, aunque la película esté plagada de imprecisiones históricas. El punto no está en cuáles datos y fechas específicos nos presenta Amadeus con respecto a las vidas de Salieri, Mozart o la corte austriaca, lo verdaderamente valioso de la película se reduce al conjunto de información cultual y social que se trasmite de la Viena del siglo XVIII; por lo menos, a lo que la historia se refiere, la labor de la película cumple con parte de su cometido.
Cabe recordar, que la película tampoco tiene un propósito implícito de tipo educativo ni menos aún, histórico; no obstante, esta producción le sirve a la historia produciendo un discurso que de una u otra manera nutre la historia, poniendo en diálogo variables como la banda sonora, la fotografía y el vestuario. No es importante que se cometan imprecisiones con la historia de Mozart si desde esa misma historia se nos narra cómo eran los procesos culturales que llevaban a un compositor y músico a surgir en el contexto de la Europa ilustrada del siglo XVIII. Tampoco importan estas imprecisiones si también se nos construye un conflicto psicológico en Salieri que retrata el proceso filosófico que se estaba expandiendo en Europa con respecto a la religión y su sentido.
Menos trascendentales resultan estos errores históricos, si se nos recrea a grandes rasgos cuál era la maquinaria política que se relacionaba durante la época con movimientos cultuales como lo fueron la música y el arte en general. Incluso, se nos puede llegar a dibujar una idea de lo que era el concepto de locura durante el siglo XVIII, teniendo como punto de referencia el caso de Salieri y las imágenes de «otros» de los pacientes en el manicomio.
Muchas de estas ideas están implícitas en el contexto de la película, y pueden llegar a proporcionar mucho más conocimiento histórico que cualquier cantidad de datos acerca de la vida de Salieri o Mozart. Incluso el planteamiento de nuevas historias paralelas a las de la verídica historia pueden presentarle al público una interpretación no tradicional del pasado, hecho que sólo puede granjearle más conocimiento al espectador, porque lo hace dudar y le propone ser escéptico con respecto a todo lo que se le dice de la historia en las películas. Del mismo modo, es importante el ejercicio crítico que hace el espectador cuando ve una película de corte histórico. Si quiere obtener efectivamente algún tipo de conocimiento para la historia, tendrá que comparar más fuentes de las que le hablen sobre el tema y que lo ayuden a entender desde otras perspectivas (de preferencia confiables y de carácter historiográfico) para que el imaginario obtenido de la película sea del todo productivo y constructivo.
En todo caso, este tipo de interpretación responde a una que se interesa por incluir a las producciones cinematográficas como fuentes productivas y críticas para la historia, como herramienta de análisis cultural que le entregue al público, tanto interpretaciones sociales, entretenimiento estético y conocimiento histórico.
Juliana Gómez Merchán
Historiadora LA LUPA
brujuli.89@gmail.com