Los prejuicios nos están contaminando como sociedad. El miedo a la pluralidad, a la diferencia, a la multiplicidad de pensamientos, de conductas y de condiciones en los seres humanos, nos distancia del desarrollo social y económico del país. Tenemos que actuar, alzar la voz y evitar la proliferación de etiquetas que nos dividen como personas.
Básicamente, la clave está en dejar atrás tanto odio. Hace algunos años nos parecían raros, fuera de lo común, comportamientos que hoy son completamente corrientes. Recordemos, por ejemplo, un hito que cambió la historia y que estableció las bases para generar políticas antidiscriminatorias en el mundo: en 1967, la Corte Suprema de los Estados Unidos, por medio de una sentencia, sentó jurisprudencia para invalidar las leyes que prohibían el matrimonio interracial en este país.
Fue un suceso escandaloso, pues hasta ese año era ilegal, y socialmente rechazado, que una mujer de color se casara con un hombre blanco. Mildred Loving y Richard Loving habían sido condenados a un año de cárcel en el estado de Virginia por haber contraído matrimonio. Fue finalmente la Corte Suprema la que determinó, de manera unánime, que aquella prohibición era inconstitucional.
Estas decisiones recobran aún más sentido hoy, cuando en muchos países existen diversos actores de la sociedad que están alzando la voz para acabar con los estereotipos y las leyes que excluyen a parejas del mismo sexo.
Sin eufemismos, debemos anunciar al mundo que somos más los que estamos a favor de esta causa. Por eso, quisiera destacar el mural que desde hace un par de semanas fue expuesto en la carrera séptima de Bogotá, con la consigna “más marica el que no ama”.
El autor no podía ser otro que Redd’s, una marca que, desde hace algún tiempo, ha tenido como propósito acabar con los estereotipos y los estigmas sociales.
Me llama mucho la atención que sea la misma empresa privada la que esté generando este tipo de conversaciones. Es un mensaje muy poderoso, pues, con toda seguridad, todavía existen personas que se abstienen de dar a conocer su identidad sexual en sus entornos laborales. Pero, ¿por qué? ¿Cuál es el problema?
La diversidad nos enriquece, nos hace únicos. Debe ser un tema para enorgullecerse, no para esconder. Por eso, en este mes que la comunidad LGBTI+ celebra su orgullo, mi deseo es que haya más muros, vayas y personas que griten lo valioso que es aceptar las diferencias.
Sin duda, la lección es que «maricas» no son los que expresan abiertamente su amor, los «maricas» son los que rechazan, dividen y generan odio.